Sevilla FC
Semper fidelis
«En Nervión seguimos homenajeando a los nuestros, a los que cumplen años de lealtad y fidelidad a su vida, al Sevilla FC»
Entre las muchas iniciativas loables de las que el SFC puede presumir, esta de los Fieles de Nervión es, sin dudas, una de las mejores porque recuerda y honra la virtud de la fidelidad. Ser fiel es hoy un asunto menor. Algo que no está ... de moda. Una antigualla propia de espíritus sobrepasados por los signos de los tiempos que apuntan en otra dirección. El Sevilla, en cambio, tiene claro que las modas están para que dejen de serlo y que la única que permanece intacta, como un fuego sagrado en el altar de las Vestales del palanganismo, es la lealtad a los suyos. A esos que nunca nos faltan. A esos que pueden perder la mujer, la casa, el trabajo, la religión y hasta la misma vida. Pero que jamás perderán la lealtad y la fidelidad al club que se coló en su corazón para que sus raíces terrenales lo mantuvieran siempre en pie. Algo que lo agarrara con fuerza al suelo de Nervión. Al hierro forjado de la identidad. Decía Silvio Fernández Melgarejo que le gustaba el fútbol porque es la única manera de tener un himno, un escudo y una bandera sin meterse en política. Yo creo que los palanganas sí nos metemos en política. Ocurre que la única política que nos convence y para la que tenemos memoria, corazón y orgullo se llama sevillismo.
Y esa política, a desarrollar en un parlamento con cuarenta mil escaños, nos hace hermanos de la sangre roja que le latía a don Joaquín Caparrós cada vez que la ocasión lo pedía. Un banco de sangre donde nunca falta el RH positivo de nuestra identidad, el RH positivo que encierra la luminosa virtud de la fidelidad. El Sevilla, como institución, lo vio claro aquel año en el que José María del Nido, se sacó de la chistera el deber institucional de premiar a los leales, a los fieles, a los que siempre están junto al equipo, como un aguaó camina en los costeros de un paso para que cuando la sed nos seque la boca sea solo de contar tantas coronaciones europeas. Aquel año volvimos a dejar pequeñitos a los que piensan que el fútbol de hoy es un trasunto del capitalismo financiero, ajeno al sentimiento y al amor, donde el socio y el seguidor no pintan ni las paredes. Los rebajan a batracios para alimentar los fondos buitres. Algunos de los que tan dramáticamente se equivocaron andan buscando palancas para poder pagar los gastos de luces de semejante apagón financiero. En Nervión seguimos homenajeando a los nuestros, a los que cumplen años de lealtad y fidelidad a su vida, al Sevilla FC. Porque no hay otra forma de cimentar un club que la base emocional de una afición semper fidelis, siempre fiel.
Pedro Sendra, miembro de Accionistas Unidos, ha expresado su reconocimiento al club que preside Pepe Castro en un texto que ha circulado por entre los círculos sevillistas. Iba en esta misma clave sobrevolando con escepticismo esa figura de la posverdad que se llama el «aficionado global». Existir, existen. Pero los aficionados que nos transmiten hermandad, militancia y entusiasmo son los que, codo con codo, van cumpliendo años de militancia en su número de carné. Sendra, con muy buen tino, ha pedido en ese escrito que los estatutos de Nervión recojan ese patrimonio inmaterial del sevillismo que, como un guiño cómplice, se le brinde estatutariamente a los fieles, a los leales, a los que nunca te fallan. No es mala idea. Y sería una forma de entender que el fútbol es mucho más que una palanca de trileros de cuello blanco y, al menos en Sevilla, sigue siendo un asunto del alma. Curiosamente, en el acto de esta semana, fueron 1890 los sevillistas reconocidos como Fieles de Nervión. Hay casualidades que parecen movidas desde el tercer anillo…
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