Opinión
La importancia de llamarse Sevilla
El equipo de Julen Lopetegui afronta esta noche el primer partido de la fase de grupos de la Liga de Campeones
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Iniciar sesiónEn Chelsea, un barrio muy pudiente de Londres empieza el paraíso. El paraíso de los sueños y ambiciones de Nervión. Allí, en Tite Street, Oscar Wilde tuvo su casa donde, entre otras descomunales obras, escribió esa delicia titulada «La importancia de llamarse Ernesto». Con todo ... el respeto a tan alta cima literaria, le pedimos prestado el título de su obra. Con el fin de titular esta previa. La previa del primer partido de Champions de ese Sevilla que sueña, sueña, sueña y, muchas veces, convierte sus sueños en realidades tan sólidas como la plata. Hoy, en Londres, en el distinguido barrio de Chelsea , queremos dejar claro las razones de la importancia de llamarse Sevilla Fútbol Club . Una importancia sin vanidad ni soberbia. Cimentada sobre la base real de que Nervión ha parido un ser que apunta a gigante. A convivir en el paraíso de los elegidos. A formar parte de la clase alta del fútbol europeo. Hoy pisamos, otra vez, esa parcela prohibida al resto de los dioses menores de nuestra Liga. Vedada a la normalidad de curso anodino que no sabe poner tierra de por medio para subir la escalera de sus mejores ambiciones. Hoy oiremos el himno de los campeones. La música de los triunfadores. Que yo lo escucharé con los oídos del sentimiento, sobre la base de ser militante de un club que valora la importancia de llamarse Sevilla…
No me asaltan ni las dudas ni los miedos. Sé dónde nos vamos a mover. En qué playa infectada de tiburones queremos darnos un baño triunfal. El dinero , en Chelsea, no es como aquí. Aquí lo pesamos y lo medimos para que su falta no se convierta en nuestra angustia. Allá sobra y parece que se quedaron con la máquina de hacerlo. Solo en fichajes han invertido doscientos cuarenta y siete millones de pegamoides. Fichando lo que más se moviera. ¿Cuánto cuesta Havertz? ¿Ochenta kilos? A por él. No esperan oportunidades de mercado, como buscamos nosotros con ese criterio de austeridad que definen las bases de nuestra filosofía económica. Ellos van a por el jamón más caro, el mejor secado y aireado, el que más reluce colgado del cáncamo del techo del mercado. Tienen dinero para empapelar la recta de Los Palacios. Lo que, en principio, nos pondría en evidente desventaja. Pero nunca he creído que el fútbol sea solo y exclusivamente pastora imperio. Podemos acordarnos de episodios recientes que confirman esta predicción. Los Wolf, la Roma, Manchester, el Inter… Todos con más dinero que nosotros. Con muchísimo más. Pero…el rey de Copas se los jamó con guarnición de fútbol a uno y cada uno de ellos. Contra el dinero se lucha con la importancia de llamarse Sevilla. O sea, con corazón, pelea y amor. Un jugador sevillista podrá ser más o menos caro. Pero lo que se le exige es amor al escudo, a la bandera y a lo que siente su afición.
Con eso, con la militancia que aspira a lo extraordinario, vamos por el mundo con la cabeza alta, los dientes apretados y el cartelito en la puerta del autocar que avisa: cuidado con el perro. Porque el perro ni es chihuahua, ni es salchicha de merienda para el poderoso. Es un lobo mezclado con la pasión de Nervión , especializado en ganar a dentelladas y en andar, solitario, a lo suyo por las estepas de las dificultades. No escucho y sigo, dejó sentenciado para el resto de los días un entrenador austral al que se la sudaban las críticas. Con esa coraza nos plantamos hoy en Chelsea. Donde el dinero vuela como las mariposas en los ríos de África. Y donde tendremos que estrenarnos hablando claro, alto y fuerte. Para que sepan leernos en nuestros ojos eso de cuidado con el perro. Para que sepan que no nadamos en la abundancia, pero nos sobra el oro de nuestra ambición. Para que sepan que no somos ricos, pero que hay pobres que hacen llorar a los poderosos. Porque, no lo duden, y esto es un hecho: tenemos la importancia de llamarnos Sevilla Fútbol Club…
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