Le debéis un desagravio

Me tiro de la moto porque me voy de revoluciones. Y con la francesa ya tenemos bastante. Insisto en lo de Juan Jordán. Tras la mofa miserable de algunos compañeros de profesión, propias de llevar en sus intenciones el carácter retroactivo de la casi eterna frustración, no le queda al equipo de Lopetegui otra que salir hoy a Mestalla y quemar los muñecos de la afrenta en una mascletá de orgullo, apoyo y amistad. Al amigo, la vida. Al compañero afrentado y violentado, todas las vidas del equipo. Así que no es muy difícil el escenario. Consiste tan solo en bajarse del autobús, saltar al campo de la gente de Bordalás y meterle al equipo che un gol más que ellos. Con bajas o con altas. Con adversidades o sin ellas. Pero a Jordán le debéis, le debemos, un acto de desagravio y un reconocimiento inmediato. Que el tiempo pasa y las cosas se enfrían. Y no podemos dejar en el congelador un asunto tan hirviente como este.

Creo que esto anda en el corazón del equipo. Que lo que estoy escribiendo ya está más que madurado y asumido por los compañeros de Jordán. Que están juramentados para dedicarle ese desagravio que se ganó como diana involuntaria y como gran perjudicado de una segunda parte en la que no pudo comparecer pese a ser la principal víctima de una fechoría cobarde. ¿Quién reculó ante tanta evidencia? ¿Quién se rajó ante una humillación tan evidente? Con la casta y el coraje habitual hay que devolverle a Jordán tanto como le robaron en una noche tumultuosa, con muchísimas cosas que investigar en el túnel de la leonera. Todo por Jordán y para Jordán. Todo para la única víctima de la noche de la vergüenza. Todo para un jugador que es absolutamente víctima y jamás verdugo como quieren reescribir con tinta verde el relato tóxico de los hechos. Ese equipo se lo debe. El sevillismo se lo debe. Y hay que empezar a pagárselo hoy en Valencia. Lo demás es literatura y una sombra de cobardía indigna de un club como el Sevilla FC…