El rincón de Cazón Palangana
Sevilla - Elche: Abúrreme ganando
El Sevilla es como una novela turca: aburre, pero funciona
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Iniciar sesiónNo me escondo. Entre los buenos resultados del Betis y los tres empatitos cosechados por el Sevilla necesito que hoy nos llevemos a la dama de Elche al huerto. Lopetegui tomaba nota tras el partido ante Osasuna y sacaba un once titular con muchos jugones. ... Rakitic, Papu, Tecatito, Martial y En-Nesyri. A priori, el Sevilla saca a sus peaky blinders. Una pandilla de yonkigitanos para tratar de brindarle una victoria a su público.
Comenzaba el partido con un caño del Papu de los que deberían ser sancionados con cartulina amarilla, por la humillación que supone para el rival. Eso es un túnel y no los que quieren hacer para la SE-40.
Pasado el minuto 10 el Tecatito iba a poner de gol a En-Nesyri, pero al africano se le hizo de noche frente al portero y acabó perdiendo el balón cuando lo tenía todo para hacer el 1 a 0. Creo que el sevillismo echa mucho en falta a un delantero centro de los que solo necesitan media jugada para hacer gol. Pareciera que el Sevilla va a la guerra con pistolitas de misto.
El VAR decidía no entrar en un agarrón dentro del área a En-Nesyri y era tan claro como cuando a un padre se le escapa un niño que va a cruzar la calle. Tecatito, como un niño chico que va al cole, se llevaba un pedazo de bocadillo, pero en el muslo, de los que duelen una semana. Imagino a ese millón de nuevos seguidores mexicanos-sevillistas maldiciendo en sus casas. «Cago en la chingada madre. Con el Tecatito no mames, wey».
La primera parte se iba a acabar con el Sevilla despeinado en ataque, como Boris Johnson. Llegando al área rival con más corazón que cabeza. Y con un En-Nesiry que hoy parecía un ala-pivot de Los Ángeles Lakers que ha venido a probar a jugar a esto del fútbol con los pies. Está peleado con la pelota el muchacho.
Lopetegui dedicaba el descanso a comerle la oreja al cuarto árbitro. Se le empezaba a poner el lóbulo de la oreja como un entrecotte de ternera. En el Elche no había cambios. Quizás Francisco dedicó el tiempo de descanso a dar un monólogo en vestuarios. Vestía con atuendo monologuero. Americana negra, camiseta negra y botines blancos.
Munir iba a sustituir a En-Nesiry y Martial iba a pasar a la posición de delantero centro. El Sevilla iba a salir en la segunda mitad como un heavy en un concierto: empujando. Se sucedían las ocasiones en el área ilicitana, pero todo eran «uys» en la grada sevillona.
Llegaba el Sevilla con ansia a la portería del Elche. No era de extrañar porque el portero ilicitano se llama Badía. Los sevillones olían a tocinito serrano y se venían arriba. Lopetegui sacaba más munición (intentando aportar algo más que misto) con Rafa Gomir y Delaney. Por intentar, lo intentaba Munir de chilena casi desde la frontal de área, con más fe que un testigo de jehová.
Al borde del minuto 70, cuando ya los sevillones del graderío habían agotado sus tres paquetes de pipas, el Papu agarró la pelota en la banda izquierda. La condujo con pequeños toques, como si de un jugador del FIFA se tratara, y se fue metiendo hacia adentro hasta disparar a puerta y meter el 1 a 0. Esta vez no hubo baile en la celebración, sino piña con el banquillo, más concretamente con el comandante del barco, con Don Julián López de Tegui.
Casi sin dar tiempo a saborear el primer tanto llegaba el segundo. Martial iba a cazar un balón a la espalda de los centrales para ponerle un balón llovido a Rafa Gomir que, con la adherencia que le otorga la gomina de su cabeza, la pone en el segundo palo, imposible para el cancerbero rival. Gol, abracitos y cuernos a la cámara de mi tentador preferido. Alegrón que el cartagenero coja confianza.
A partir de aquí Lopetegui iba a empezar a jugar con el tiempo, sustituyendo a Martial por mi padre, Fernando. El francés se marchaba muy aplaudido por el respetable del Sánchez-Pizjuán, pero uno que se ha tirado muchos años en esas gradas sabe que la mayoría de sevillones mascullaba un «bien Martial, bien, pero espabila, mamona». Se espera demasiado del gabacho.
Al filo del final, Rakitic dejaba su hueco a Óliver Torres y, en un acto casi espiritual, dejaba el brazalete de capitán a Fernando. Eso es como darle las llaves del coche a papá. Llévanos donde quieras, padre.
Final del partido. Victoria y tres puntos a la buchaca . El Sevilla es como una novela turca: aburre, pero funciona. Los sevillones somos obedientes maridos que, aunque deseamos ver una peli de acción, soportamos estoicamente la novela que nos pone Lopetegui porque, al fin y al cabo, sabemos que esto es lo mejor para ambos.
El tuitaso
El Sevilla no ganaba por dos goles desde que lo echaban por supercable #ElTuitaso
— DameName (@DameName2) February 11, 2022
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