Sevilla - Celta: Fichen a un chamán que nos quite este mal bajío

En el banquillo, de nuevo don Pablo Sanz, adorable señor. Sobre el terreno de juego, un portero profesional bajo los palos de la portería sevillona. Esto no debería ser noticia, pero permítanme que les diga que abrazaría a Dmitrovic si pudiera. Y en la delantera el debut en Nervión del Tecatito Corona. Enfrente, un Celta de Vigo enrachao , capitaneado por un Coudet que nació pegao a una bufanda. Estoy deseando saber si cuando llegue el calorcito la sigue llevando.

Ocho minutos tardó el Tecatito en hacer su primer caño con la camiseta sevillona. No negaré que el público de Nervión es muy parecido al que acude a la Maestranza. Nos encandila un futbolista torero y este lo parece. Montiel, con nombre de tonadillera, se llevó un gran patón en el minuto 11 por parte de un futbolista llamado Franco. Empezaba con un tono muy folclórico el duelo de hoy.

Cumplido el primer cuarto de hora, Tecatito le hacía un traje a su par en el área, culminando la jugaba con un punterón que acabó atrapando el portero celtiña. Este jugador será de México, pero ha nacido para jugar aquí. Y no solo lo digo por su calidad, sino también porque antes de la media hora ya se dolía del tobillo y exigía a los médicos algo de réflex.

Pasaba el minuto 35 de partido cuando el Sevilla gozó de la mejor ocasión del encuentro. Triple ocasión sobre la portería celtiña que acabó con el balón en la grada, a la altura donde colgaba la pancarta de la Peña Femenina Sevillista Juan Carlos Unzué.

En los siguientes minutos iba a venir la debacle sevillona. Primero el 0 a 1, que llegó en el primer contragolpe del Celta. Tras una gran parada de Dmitrovic le iba a caer el balón a Franco Cervi en el segundo palo, que remataba a las mallas de un fuerte zurdazo. Y acto seguido, tras una pérdida de Ocampos, le iba a caer el balón en la frontal a Iago Aspas, que la mandaba con su enorme calidad a gol con la complacencia de Dmitrovic, como si de un portero del filial se tratara.

El Sevilla falló y lo pagó duramente. De hecho, unos minutos después, Ocampos, teniéndolo todo para marcar, iba a mandar el balón a la grada de una media chilena. Fin de la primera mitad. Demasiado castigo para un Sevilla que había salido decidido y valiente al partido. Las últimas semanas del equipo te las firma Alfred Hitchcock.

El séptimo de caballería. Así saltaba al terreno de juego el Sevilla de Pablo Sanz. Con toda su artillería al terreno de juego. Óliver, Iván Romero y el Papu. Salían los tres bajitos con la misión de remontar un 0 a 2 en contra.

Pero este Sevilla, más que jugadores, que también, necesita un chamán que le quite este mal bajío que empezó siendo una broma y se ha convertido en una pesadilla. A los pocos minutos de salir, Iván Romero tenía que ser atendido por un golpe en el hombro. Cayeron menos hombres en el desembarco de Normandía que en esta temporada en el Sevilla.

Si algo caracteriza al Sevilla de Lopetegui es la paciencia. Con 0 a 2 y con prisas, jugaban los sevillones con una ansiedad que solo les llevaba a cometer errores. Pero la calidad de uno de los bajitos del séptimo de caballería, el Papu Gómez, rompió las telarañas de la escuadra de la portería celtarra con un zurdazo de quitarse el sombrero.

Un soplo de optimismo entre tanto mal bajío. Aún así, el Tecatito se tenía que marchar doliéndose del tobillo e Iván Romero continuaba en el campo, pero sujetándose el hombro como Óliver Atom. Precisamente Óliver (Torres), otro bajito del séptimo de caballería, fue el que minutos más tarde hizo el empate a 2. Tras un barullo en el área, se sacó un punterazo como recurso para batir cruzado al portero celtiña. Éxtasis e incredulidad, a partes iguales, en Nervión. A este equipo no es que haya que matarlo, es que directamente es un muerto viviente.

Faltaban 10 minutos para el final cuando Acuña, que centra desde donde quiere, iba a servir un balón al área para que otra vez Óliver, esta vez de cabeza, estrellara el balón en el palo. Increíble la fe de este equipo. Remataba de cabeza un hombre de metro setenta de estatura.

Intentaba culminar la remontada el Sevilla de todas las formas posibles. Ocampos conseguía llegar a línea de fondo, pero lo que tiene de buen jugador lo tiene de brutote, así que le mandaba una piedra a Iván Romero y el balón se perdía por la línea de banda. El entrenador quemaba todas sus naves y sacaba al terreno de juego a Luismi, ese canterano con el moño de María del Monte.

No se pudo remontar, pero es de admirar la garra de esta plantilla, o mitad de plantilla debido a las bajas, ante tantas adversidades. Me quedó la sensación de que, si el partido hubiese durado cinco minutos más, la remontada se habría concretado. El equipo se va a abrazar al parón liguero como un adolescente a su novia. El Sevilla necesita parar y recuperar efectivos. Ah, y un chamán que le quite el mal bajío.