El Rincón de Cazón Palangana

Sevilla - Barcelona: Koundé también juega al waterpolo

El defensa francés fue expulsado por darle un tartazo con el balón en la cara a Jordi Alba

Me hace gracia imaginar cómo sería coger un Delorean para viajar al pasado, concretamente hacia la jornada 4ª de Liga, para ver la disputa del Sevilla-Barça de esta noche. Me imagino trincando el coche por Milanuncios, regateándole a Juan José, el vendedor, porque el ... Opel Astra viene sin alerón, y así no hay quien viaje, y menos al pasado. Me imagino poniéndolo a 200 Km/h en el Charco La Pava, quemando rueda, tratando de adquirir la velocidad necesaria para retroceder en el tiempo con las ventanillas bajadas y con Miguel Cantero y su «mientras más acelero más calentito me pongo» a trapo sonando por el subwófe. Me imagino aparcando el Delorean en el parking del Nervión Plaza, no lo vaya a dejar mal aparcado en la calle y se lo lleve la grúa, que hay que volver al presente pa cenar y la parienta espera en casa, babucha en mano. ¡Coño! ¿A que le he pisao demasiado y me he colao? Yo creo que estoy en 2006, porque este partido ya lo he visto. El Sevilla juega con el Barça y del cielo está cayendo la del tigre de bengala. Fijo, estamos en 2006 porque veo a Xavi con el mismo pelaoengominaopatrá, como el cantante de Prodigy… Ah, pues no, estoy en 2021, porque no conozco a ningún jugador del Barça. Desde luego, nada mejor que un paseíto por el pasado para darse cuenta de lo alucinante que es el presente.

Lopetegui, en vez de una línea defensiva parece que sacaba un Txoko vasco, un sitio donde solo pueden entrar hombretones: Koundé, Rekik, Diego Carlos y un Fernando que volvía tras cumplir partido de sanción. Se preparaba el Sevilla para la guerra y no hacía mal porque los primeros minutos se disputaron bajo un telón de agua que obligaba a Lopetegui a ponerse un chubasquero negro con capucha como el que usa el asesino de Sé lo que hicisteis el último verano.

El partido, en los primeros instantes, era, más que de tikitaka, de toma y daka . Ambos equipos se tomaban el pulso presionando en campo contrario. En una salida rápida del Sevilla, Busquets (el hijo, porque el padre era portero y usaba pantalón largo, como de pijama de invierno) hacía una entrada por detrás a Lucas Ocampos y veía la primera amarilla del encuentro.

El crono llegaba al minuto 20 y se confirmaba la caraja sevillona. El equipo de Julen se mostraba como yo con 16 años entrando con DNI falso en la EM: descartando el ataque y temeroso en defensa. De hecho, en el minuto 22 Rafa Gomir controló un balón en largo para quedarse delante del portero y definir a la perfección, pero el delantero estaba en posición adelantada. Es como si mi yo de 16 años hubiese decidido meterle cuello a un pivón, ser correspondido y que acto seguido los porteros me echen de la discoteca.

Como espoleado por ese «morreos interruptus» de Rafa Gomir con el gol, el Sevilla empezaba a crear ocasiones. A la media hora de encuentro, en el primer saque de esquina a favor, Iván Yeray Isaac Rakitic iba a sacar a relucir la pizarra de Julen Lopetegui, lanzando el córner raso, al primer palo, para la llegada del Papu, que remachaba con sutileza a la red para hacer el 1 a 0 y poner a bailar al público del Pizjuán.

No sé cómo carajo hacían los aficionados sevillones para acompañar sus cánticos con palmas, sujetando tanto paragua y con tanto plástico puesto en lo alto. La grada parecía un invernadero de Roquetas de Mar. Mucho mérito que en esas condiciones no parasen de animar a su Sevilla Fútbol «Glub».

El Barça creaba poco peligro y casi siempre por medio de Dembelé. Es curioso porque este futbolista parece que se ha pegao más tiempo lesionao que apto, pero cada vez que juega hace cositas. De hecho, un saque de esquina sacado por él lo remató, desde el piso 94 de la Torre Pelli, Ronald Araujo. Los dos últimos goles que ha encajado el Sevilla han sido en jugadas a balón parado desde esa esquina. Si Pepe Castro piensa demoler el estadio para hacer uno mejor que empiecen por ahí, por favor. Bueno, no, espérate, a ver si podemos celebrar ahí, en la segunda parte, el gol de la victoria, como frente al Atleti.

Comenzaba la segunda parte como si el descanso no se hubiese producido. El Barça tenía el control del balón y el Sevilla tenía su mejor ocasión gracias a la pizarra de Julen a la salida del primer córner a favor que tuvo.

El primer microinfartitosevillón llegó cuando Rakitic quedó tendido en el suelo tras saltar con el marido de Shakira… Sí, hombre, el que hace vídeos con Ibai Llanos… Po con ese. Mi rubio gitano príncipe de pinomontano se quejó de un pisotón en el tobillo durante unos segundos que nos parecieron un día y medio.

Corría el minuto 60 cuando Koundé protagonizó la gran cagada del partido, y casi de su corta carrera como futbolista. Jordi Alba, que es perro viejo, provocaba al francés empujándole dos veces. Koundé tuvo una enajenación mental provocada por el agua de la lluvia y creyendo estar jugando al waterpolo, cogió la pelota con la mano y se la lanzó directamente a la cara al defensa del Barça. El árbitro no apreció ese exquisito lanzamiento y expulsó a Koundé.

Lopetegui reaccionaba haciendo re-debutar a En-Nesyri, que volvía tras una importante lesión con una versión mejorada de su ya clásico vendaje del brazo. Yo creo que ya no se venda, sino que mete el brazo en un cubo de yeso y luego lo deja secar. Rakitic, por su parte, abandonaba finalmente el terreno de juego, consiguiendo así el galardón de primer lesionado de la noche.

A 7 minutos del final, Dembelé, que es más pesao que un el alcalde de Vigo con las luces, hacía la clásica jugada del FIFA, metiéndose hacia adentro y pegándole al palo largo con rosquita hacia dentro. Cuando los culés ya cantaban el gol, el balón se estrelló en la madera, dejando el marcador en empate y un palomino en los calzoncillos de los sevillones.

El árbitro concedió un tiempo de descuento muy recurrente en este tipo de partidos:

-Quillo, ¿cuánto tiempo ha dao ?

-Hasta que el Madrid o el Barça marque.

Los casi siete minutos de alargue (habiendo dado seis) se hicieron eternos. A punto estuve de coger el Delorean, darle un aceleroncito y viajar una mijita al futuro para no sufrir, pero la verdad es que el tiempo añadido no dio para mucho, salvo para ver debutar con el primer equipo a Valentino, nieto del mítico Scotta.

Reparto de puntos en un combate entre dos pesos pesados que se respetaron demasiado. No se dieron ninguna mascá por temor a recibir otra y resulta que la única que se dio de verdad se la llevó Jordi Alba.

Ya en el presente, y echando una miradita al pasado, es para sentirse muy orgullosos de haber sacado 10 puntos de 12 posibles ante rivales muy duros. Ahora a quitarse la ropa mojada, a darse una ducha de agua caliente, a tomarse un caldito para hacer cuerpo y a descansar para empezar lo más recuperados posibles tras el parón navideño.

El tuitaso

 

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