El Rincón de Cazón Palangana

Real Madrid - Sevilla FC: crónica de un mangaso anunciado

Para que te piten penalti en el Bernabéu te tienen que dar con un nunchaku en el costao

Era miércoles22 de diciembre de 2004. Un colega de la facultad y yo nos montábamos en un Alsa que hacía la ruta (interminable) Plaza de Armas-Madrid. Cogíamos aquel autobús con la misma ración de ilusión que de ingenuidad. El Sevilla tenía un equipo ramplón, ... aunque peleón, comandado por Don Joaquín Caparrós Camino (santígüense aquí), quien había decidido, hacía unas jornadas, poner de delantero a un mediocentro grandullón, de nombre Julio y de apellido Baptista, quien a la postre sería el que metiera el único gol de ese encuentro. Mi colega y yo pasamos más frío que en un velador de Oslo, pero ese día aprendimos que existen estadios con visera, que algunas tienen hasta calefacción y que habíamos asistido a un partido histórico. 20 años hacía entonces que el Sevilla no ganaba al Madrid en el Bernabéu. Y desde aquel día a hoy, no te creas que hemos vuelto a ganar muchas veces…

Madrid recibía esta noche a la plantilla del Sevilla con el mismo frío que padecimos mi colega y yo aquel día, pero este Sevilla no es el mismo de entonces. El de ahora llegaba al Bernabéu con un puñao de títulos bajo el brazo y jugándose el primer puesto de la clasificación. En 2004 tan solo temíamos encajar una goleada y hoy, en cambio, lo que más temían los sevillones era el posible mangazo arbitral.

Comenzaba el partido con alternativas. Un Madrid más dominador, con Viniciusmontao en moto (qué barbaridá lo que ha cambiao este chiquillo, ¿es el mismo?) y un Sevilla tratando de aprovechar los contragolpes. A pesar de escucharse más a los sevillones desplazados, la televisión mostraba el fondo donde se sitúa la grada de animación blanca. Y cuando digo blanca, es blanca, blanca. Parece eso una manifa de farmacéuticos.

Quizá me aventuré al decir que Vinicius Jr. no parecía el mismo de temporadas anteriores, porque en la primera que tuvo el gachón mandó la pelota al cortinglé de Preciados. Yo me parezco a este futbolista, no físicamente, pero si este se llama Vinicius Junior, a mí, de chaval, me podían haber llamado Vicios Junior.

En el segundo córner a favor del Sevilla llegaría el 0 a 1. Acuña ponía con su zurda a Rafa Gomir un balón, que más que un balón era un werter original, para que mi chulapo cartagenero lo rematara a gol con la frente, con la misma en la que le nacen los cuernos de toro bravo para celebrar los tantos.Lo hizo bien mi acicalado goleador, porque no es fácil tirar a portería del Madrid y no darle en la nariz a Curtois.

El Madrid parecía estar grogui, y en una pérdida de pelota en su área, propia de cadetes, Rafa Gomir estaba a punto de hacer el segundo.Esta es la típica jugada de la que te acuerdas al término del encuentro. Por experiencia, si quieres asaltar el Bernabéu, no basta con pegar un tiro al aire.Tienes que hacer un puñao derehenes y pellizcarle los huevos al director, si hace falta.

A la media hora de encuentro iba a ser Ocampos el que se sacaba un disparo con rosca desde fuera del área que se estrellaba en el larguero. Otra ocasión clara que se iba al cajón de los uys, engordando las razones para pensar que este partido se le podía escapar al Sevilla. Minutos después, el de siempre, Benzemá, que lleva jugando en el Madrid la tira de años ( vamo , que yo creo que salía en el FIFA 98), iba a empatar el partido tras coger un rechazo de Bono, que puso las manitas tontas a la hora de despejar, como lo hacen aquellas personas despreciables que te dan la mano sin ganas, que más que una mano parece que estás apretando un paño mojao. El delantero francés, tras el fichaje de Messi por el PSG, ha cogido el testigo de especial verdugo del Sevilla. Casi siempre nos marca, la mamona.

Para que te piten un penalti en el Bernabéu jugándote el liderato creo que le tienen que dar a un jugador del Sevilla con un nunchaku en el costao. Pero eso debían saberlo ya los jugadores antes de empezar. Ocampos regateó a Alaba y este le derribó. Existió contacto, eso seguro, y quizás no lo suficiente como para señalar penalti, pero el colegiado ni siquiera se lo pensó. Sigan, sigan.

La primera mitad acababa con una ocasión en cada portería. El Madrid inquietó la meta de Bono con un disparo alto de Asensio, que con ese nombre debe tener 74 años. Se conserva bien. Y el Sevilla se iría a vestuarios tras desaprovechar Ocampos un gran centro desde la derecha y cuyo remate acabó manso, en las manos de Curtois.

Salían al campo en la segunda mitad los mismos 22. El Sevilla, con la sensación de haber tenido al Madrid contra en las cuerdas y no haberlo mandado a la lona. El control del balón en estos primeros minutos era totalmente palangana, pero la primera ocasión la iba a tener Asensio (ese hombre mayor) disparando, con mu mala idea, un balón con rosquita que salió lamiendo la escuadra.

Con el Sevilla pasando la mayor parte del tiempo de esta segunda parte en área rival, el Madrid trataba de matar el partido a la contra, pero Vinicius mandaba el esférico al Vips de Alcalá. Afortunadamente, el brasileño seguía siendo el mismo de siempre.

El momento cómico de la noche lo protagonizó el público del Bernabéu que, tras una jugada en la que los jugadores del Madrid pidieron mano de Diego Carlos dentro del área, corearon «hasta los huevos, estamos hasta los huevos», denunciando el maltrato arbitral que viene sufriendo el club blanco desde el año de su fundación.

El partido entraba en su recta final y el Madrid iba a tener una buena ocasión en las botas de Alaba (Bitoria), quien mandó un complicado remate de volea a las nubes. El Sevilla, por su parte, se dedicaba a hacer lo que esta temporada mejor sabe hacer: complicarse. Ocampos tocaba el balón con la mano en las inmediaciones del área y el equipo se aculaba en su propia área, invitando al FlorenTeam a llevarse los tres puntos. De esta forma, ViniciusJr, que debe haberse cambiado, sin que me haya dado cuenta, por el Vinicius de esta temporada, marcaba un auténtico golazo por la escuadra.

Aún faltaba la casi machada. En el último saque de esquina del encuentro subía Bono a rematar. El centro de Acuña lo remató un compañero y, tras repeler el disparo Curtois, estuvo a punto de caerle en los pies al portero del Sevilla, pero no.

Final de un partido que ya he visto muchas veces, en el que el Sevilla pudo machacar, pero no lo hizo, el árbitro golpeó en el costado y al final, con el equipo ya cansado, acabó cayendo, otro año más, en el Bernabéu.

El Sevilla, si quiere volver a ganar en el campo del Madrid, debería plantearse la posibilidad de pagarnos a mi colega de facultad y a mí un billete de Alsa la próxima temporada, porque, aunque el equipo jugó como nunca, perdió como (casi) siempre.

El tuitaso

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