Celta - Sevilla (1-0): La preocupante y habitual desconexión como visitante
El Sevilla jugó un pésimo partido ante un Celta que llegaba a la cita «muerto»; los de Nervión no ganan lejos del Sánchez-Pizjuán desde septiembre
Inadmisible. No hay excusa posible por mucho que Pablo Machín dijera que no quería decir cosas para que no le acusaran de ponerlas. El Sevilla , este Sevilla, puede perder partidos. Por supuesto, lo hacen todos los equipos, hasta los todopoderosos. Pero ... lo que no está permitido es que dé la imagen que dio anoche en Vigo. Con su supuesto once de gala, los de Nervión se arrastraron por Balaídos ante un Celta que cuesta verlo tan sumamente mal como está. Pero los locales, que llegaban «muertos» a la cita y que sabían que otra derrota los hundía en la tabla, le pusieron ganas. Garra. Casta. Todo por lo que se suele caracterizar un Sevilla que ayer no tuvo nada de eso ni por casualidad. La falta de ganas y de actitud se fue acrecentando con el paso de los minutos, quedando varios futbolistas señalados -Franco Vázquez, el más llamativo- por su peculiar forma de cogerle asco a este tipo de encuentros. Pero es que la reacción del entrenador tampoco fue la esperada, tampoco fue la correcta. Después de que estuviera bastante discutido por su once inicial y por los cambios realizados en el duro varapalos recibido en la Copa, anoche intentó ir a por los tres puntos dando entrada a Amadou y Escudero. Y claro, así pasó lo que tenía que pasar. Que el Celta se llevó los tres puntos y que el Sevilla, que lleva desde septiembre sin ganar lejos del Ramón Sánchez-Pizjuán, sigue inmerso en una mala racha de resultados y sensaciones. Lo único positivo es que, a pesar del bajón dado por los de Nervión -ha pasado de ser líder en la jornada 13ª a estar a catorce puntos del Barcelona-, la cuarta plaza seguirá siendo suya pase lo que pase en el resto de los partidos. Eso sí, necesita una reacción inmediata. Y también menos excusas.
Del partido en sí, poco se puede destacar en positivo. Sólo que Ben Yedder fue el único que lo intentó hasta que, casi en el tiempo de alargue, ya sí todo el equipo se lanzó a intentar el empate a la desesperada. Pero antes, nada. De hecho, la primera parte fue un auténtico sopor. Por una parte estaba un Celta asustado, timorato, consciente de que una nueva derrota les ponía mucha cara de descenso. Por la otra, un Sevilla que parecía el que ni se «presentó» en la segunda parte del Bernabéu o el que tiró por la borda un 2-0 en la Copa del Rey contra el Barcelona. Pero claro, los gallegos no son los dos grandes del fútbol español y, por lo tanto, la inoperancia les daba para aguantar el resultado inicial. En defensa apenas hubo trabajo, pero el realizado por los centrocampistas y los delanteros sevillistas dejó mucho que desear. Fue tan aburrida la primera mitad, que sólo hubo un tiro (de Boufal) y lo más llamativo fue que Arana se tuvo que retirar aturdido después de un choque con Maxi Gómez. Su sustituto fue Roque Mesa.
El paso por los vestuarios sirvió para que ambos equipos se dieran cuenta de que, a poco que hicieran, se podían llevar los tres puntos. Y el primero en crear peligro, por fin, fue el Sevilla. Ben Yedder lo intentó en una jugada ensayada, pero su disparo fue desviado por Rubén. Al menos, llegó un aviso. Y fue el precedente de la ocasión más clara del partido, cuando otra vez el franco-tunecino se puso de gol. En esta ocasión el delantero le ganó la espalda a la defensa local, pero su disparo, con el portero ya batido, se estrelló en el palo. Podía pensarse que el Sevilla iba a entrar en una dinámica positiva tras estos intentos, pero nada más lejos de la realidad. Fue el Celta el que empezó a apretar al estar más necesitado. Y consiguió el premio a la salida de un córner muy mal defendido por la defensa nervionense. Okay subía el 1-0 al electrónico con veinte minutos por delante.
Justo antes Machín ya había movido el banquillo dando entrada a Amadou por un desganado Franco Vázquez. Y justo después volvió a hacer lo mismo al meter a Escudero por Sarabia. Pero no sirvió de nada. Ni lo primero ni lo segundo. Porque el Sevilla siguió plano, sin ideas, y sólo se lanzó al ataque al final. Y fue más con el corazón que con la cabeza. Dispuso de varias acciones a balón parado para conseguir el empate, pero este asunto, más allá del que hay con la versión como visitante, es otro que debería tratar Machín con los suyos, ya que no le saca partido. Así las cosas, entre las lógicas pérdidas de tiempo del Celta, llegó una nueva derrota del Sevilla. Y lo que es más preocupante, otra imagen pobre y de equipo pequeño. Ahora le toca descansar entresemana, al estar eliminado de la Copa, y volver a jugar en casa, pero está claro que tocar hacer autocrítica para salir de este bache cuanto antes.
Renovación automática | Cancela cuando quieras
Ver comentarios