Alavés - Sevilla: Mucha fatiga para llevarse un mejor botín (0-0)
El Sevilla careció de la chispa y el empuje necesario para dañar a un Alavés que dispuso de más ocasiones para marcar
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Iniciar sesiónSeguramente, no será un dato determinante, y ni siquiera dará para que Lopetegui, estudioso de todo, lo tenga en cuenta, pero lo reflejado en el tiempo de descuento, con el Alavés cerca de la meta de Bono y el Sevilla agotado, puede confirmar de alguna ... manera que el equipo llega con la batería justa a la recta final del campeonato. Mucha fatiga, demasiada. El empuje característico del equipo nervionense ayer no se vio en Mendizorroza. Ni en la primera parte, algo que hasta cierto no sorprende, sobre todo, a tenor de lo que ha venido realizando durante toda la temporada, y tampoco en la segunda mitad, tiempo en el que ha solucionado tantas veces tantos encuentros, se vio el alma del equipo. El fútbol también se conoce por las miradas, por las caras de los jugadores, ayer, de sufrimiento e inquietud ante un Alavés que le puso más físico y empeño al duelo. El puntito sólo puede saberle a derrota al Sevilla. Es cierto que el cuadro sevillista se marcha de nuevo con la portería a cero, a pesar, incluso de no tener a D iego Carlos y Fernando , lesionados, pero no menos cierto es que el sueño por lo más grande, por usurparle al Madrid el primer puesto, se diluye otro poquito más, a la espera de lo que hagan los madridistas ante la Real Sociedad.
El Alavés, en puestos de descenso, corrió más, y se quedó con el balón, sobre todo en una primera parte que dominó con hasta cuatro ocasiones claras para ponerse por delante. Cuando ni siquiera se había llegado al minuto uno de partido, los locales a punto estuvieron de sorprender a Bono si Koundé no hubiera aparecido al cruce. Poco después llegaría la maestría del meta marroquí. En el 13, descorazonó a Luis Rioja cuando en el estadio ya se cantaba el gol. El partido estaba feo (me pregunto qué debió pensar un aficionado, por ejemplo, de Galicia; o de Extremadura, ajenos a los colores del Sevilla y el Alavés). Los de Lopetegui, fatigados, no estaban finos en la salida de balón, y las imprecisiones se multiplicaban. Hasta Acuña , hombre fundamental en el esquema del Sevilla, estaba fallón. Toni Moya fue el siguiente en intentarlo, pero su disparo, fuerte, se iría fuera por muy poco. Tampoco Escalante, en un remate de cabeza, estuvo fino con Bono volando entre los tres palos.
No sería hasta el minuto 42, con Ocampos como protagonista, cuando el Sevilla tendría su primera ocasión clara para marcar. El argentino, escorado y de manera acrobática, mandó el balón muy cerca de la escuadra defendida por Pachecho. El final de la primera parte pareció traer algo de estima en la escuadra de Nervión, pero nada más lejos de la realidad. Aunque se esperaba que el Sevilla le metiera una marcha más al partido en la segunda mitad, las ganas y ansias de los locales pudieron más. Ocampos, desde la izquierda, fue el que más lo intentó, y, de hecho, llegó a tener dos ocasiones más.
Lopetegui, que no lo veía nada claro, hizo un doble cambio y metió a Óliver Torres y Rafa Mir por Jordán y En-Nesyri, respectivamente. Así, sería precisamente el delantero murciano el que tendría la siguiente ocasión tras un buen pase en largo de Acuña. El Alavés levantó el acelerador y pareció entonces dar por bueno el empate. Mendilibar esperaba el arreón final del Sevilla , y preparó a los suyos con las líneas más juntas, quitó la presión tan alta y trató de jugar a la contra. Las cartas estaban encima de la mesa. Lopetegui siguió insistiéndole a sus jugadores de que fueran a por la meta de Pacheco e hizo en apenas tres minutos hasta tres cambios, primero metiendo a Luismi por Ocampos, y luego a Augustinsson tras lesionarse Acuña, y a Munir por Tecatito. Faltaba el último aliento del Sevilla, el último zarpazo, el movimiento final que pudiera cambiar el duelo y le diera la victoria. Koundé se sumó al ataque, y tras recibir un pase de Luismi, le puso el balón perfecto a Rafa Mir para que batiera al Alavés, pero el remate del delantero salió muy centrado, demasiado fácil para un Pacheco valiente. Lo que vino después fue la imagen del cansancio, del equipo desmenuzado, y con el Alavés en terreno sevillista. Mucha fatiga para llevarse un botín mayor.
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