Un derbi de pronóstico reservado

Este año la cosa se torna un poco más complicada. Veamos. ¿Es favorito el que está jugando de manera fenomenal y ha sumado 21 puntos o quien, según los cánones de vistosidad, aún no ha tocado bien el balón ni desde el saque de centro y suma 24?¿El que ha ganado tres partidos de seis en casa o el que lo ha hecho en dos ocasiones fuera?¿Quien encajó siete goles en su terreno o el que anotó ocho en sus desplazamientos?¿El que tiene a uno de los jugadores más en forma del campeonato, Fekir, o el que alinea a uno de los dos porteros menos goleados del torneo, Bono? ¿Aquel que ostenta la cuarta mejor resolutividad en casa o quien luce la defensa más firme fuera?

Si hacemos abstracción de las últimas decepciones de Betis y Sevilla, la dura goleada en Leverkusen y el estropicio de la noche del Lille, las sensaciones que ofrecen ambos equipos son bien diferentes. Los de Pellegrini exhiben en la Liga un fútbol alza, con futbolistas casi desahuciados y ya recuperados para la causa, frente a un conjunto como el de Lopetegui que plantea dudas en su juego y con jugadores muy lejos del rendimiento que cabe exigirles. Pero lo cierto es que ambos afrontan el partido arriba de la clasificación, los sevillistas mejor situados y con un partido menos, e igualado el ataque local al potencial defensivo foráneo.

Luego está Mateu Lahoz al silbato, con Sánchez Martínez en el VAR. Mejor ampararse en el pronóstico reservado.