(85-69): El Betis Energía Plus impone su potencial y su mayor variedad de registros
Triunfo del cuadro verdiblanco
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El final de 2018 merecía una despedida como la gratificante que le dispensó el Betis Energía Plus, que ha solventado con victorias sus últimos doce compromisos y todos los que ha dirimido en casa esta temporada: ocho en total. Un día más quedó patente la ... diferencia que separa al Betis del resto de los rivales de la categoría.
Su último ejercicio, con el Liberbank Oviedo de invitado y víctima, fue de nuevo autoritario, incontestable. Llegado el descanso había liquidado el pleito. Ni siquiera el inquietante inicio de los verdiblancos, sorprendidos por la soltura ofensiva de los carbayones, generó mayor confusión en el Betis, que se repuso de las dudas y de un 8-11 con la virulencia que acostumbra. Tiene este equipo, sobrado de registros y ahormado por Curro Segura, una facilidad extraordinaria para cambiar de velocidad, imprimiéndole al juego una intensidad superlativa que ahoga a los rivales. Costa, Almazán y Tunde salieron del banquillo y le dieron aire, pulsaciones, vértigo y soluciones. Ellos tres le cambiaron la cara al equipo, revirtiendo la insípida dinámica inicial de manera radical hasta hacer del control de la situación un dominio asfixiante para el conjunto ovetense, que no resistió el empuje local. Se quemó en las brasas del Betis. Duró en pie apenas cinco minutos de partido.
Costa tomó el joystick, Almazán puso el carácter y Tunde, la intendencia, el físico y la vigorosidad. Qué partido, otro, del poste africano. Del 8-11 al 20-11 del primer cuarto. No había metido un solo triple el Betis y ya ganaba por nueve. La resistencia del Liberbank, minimizado, quedó en entredicho, mucho más tras el arrollador segundo cuarto de la tropa de Curro Segura, con Obi Enechionyia y Dee en las tareas de demolición. El parcial abierto seguía y se estiró hasta el 22-2, tras triple de Dee (30-13). Después, otro acierto de Obi, inspirado, dobló el marcador (32-16). Marcius entró en la rotación, Dee anotó un triple de casi ocho metros (45-25) en un aclarado y el Oviedo, en fin, se afanaba por sobrevivir a la tempestad. El paso de Víctor Pérez, en su regreso a Sevilla, fue testimonial. Todo era exuberante en el Betis, que alcanzó los vestuarios en pleno delirio tras triple de Samb (54-31).
Lo que ocurriera a partir de entonces dependía del propio Betis. Y se dejó ir en el tercer cuarto, tanto que no pudo activar ese plus extra de intensidad y velocidad que marcó diferencias hasta el ecuador. Suerte para los verdiblancos que el Liberbank Oviedo tuvo un día aciago desde el arco perimetral (8/26). Subiendo la intensidad y la dureza, firmaron los asturianos un 10-21 en ese segmento que les permitió albergar cierta esperanza. Mas decir que había partido parecía muy osado.
El Betis se puso de nuevo el mono de faena y con el ingreso de Costa y Tunde aplacó el amago de rebelión del Oviedo. La respuesta al órdago se tradujo en un 12-2 (76-54) como apertura del último parcial que abrochó el partido y condujo a un final plácido para solaz de la afición bética. San Pablo continúa invicto, el liderato asegurado una jornada más y la clasificación para la Copa Princesa, amarrada muy virtualmente. La jugará, y seguramente en casa, salvo cataclismo.
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