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Dickens, defensor de los trabajadores

Descubierto un artículo del escritor, publicado en 1863, en el que critica a las clases pudientes inglesas

Dickens, defensor de los trabajadores FRITZ

abc.es

Charles Dickens era un trabajador infatigable. Uno de los primeros escritores profesionales de todos los tiempos. Alguien que planeaba sus lecturas públicas (siempre se agotaban las localidades tras horas y horas de largas colas) como hoy lo hacen las estrellas de rock. Tenía un equipo que se dedicaba a visitar los teatros donde iba a «actuar» y se encargaban de comprobar la acústica, la visibilidad, las preferencias de los asistentes...

Cuando no estaba de bolo, Dickens redactaba sus torrenciales novelas, y cuando no, seguía con su labor como editor de diversas publicaciones, tareas en las que a menudo le acompañaba su íntimo amigo y también genial escritor Wilkie Collins que además acabaría siendo su pariente.

A nadie se le escapa hacia qué lado de la sociedad se inclinaban las simpatías del autor de «La pequeña Dorrit» . Los pobres, los huérfanos, los desheredados, los atribulados... eran la gente de Dickens, que no soportaba la hipocresía, la falta de compasión y la escasa solidaridad de las clases medias y altas inglesas del siglo XIX.

Anónimo, pero bien clarito

Pero pocas veces el escritor se había manifestado de forma pública y tan clara como en un artículo que acaba de serle atribuido tras un largo proceso de estudio que ha incluido diversas técnicas comparativas por ordenador. El artículo fue escrito de forma anónima el 18 de abril de 1863 en uno de los semanarios de los que Dickens era entonces editor, «All The Year Around» , según ha desvelado el periódico inglés «The Guardian».

Durante veinte años, Charles Dickens estuvo al frente de esta publicación al que igual que lo hizo con «Household Words» . De hecho, en ellos publicó por entregas alguna de sus novelas como «Historia de dos ciudades» y «Grandes esperanzas».

Dickens, indignado

El artículo en cuestión sirve a Dickens para erigirse en campeón de la clase trabajadora y cargar las tintas contra la clase media. En concreto, Dickens se está refiriendo a los comedores sociales y de caridad, y a cómo la gente pudiente se lo toma casi a broma y llega a decir que le encantaría poder cenar en ellos. «¡Pero si es todo buenísimo, la comida tiene más carne y buenos huesos de lo que uno puede soportar!». Ante estos comentarios Dickens se indigna, y se le revuelven las tripas.

Durante varios años, expertos de los Dickens Journals Online han trabajado para digitalizar estos diarios que alcanzarían las 30.000 mil páginas, han corregido errores, han cotejado y comparado hasta conseguir completar el trabajo. A partir de ese momento Dickens Journals Online remitió los artículos a la Universidad de Newcastle , en Australia, concretamente al Centre for Literary and Linguistic Computing (Centro de Computación de Literatura y Lingüística), entidad especializada en determinar la autoría de un texto a partir de diversas aplicaciones informáticas.

Una vez en las antípodas, el primer texto analizado ha sido el artículo en cuestión, «Temperate Temperance», que finalmente ha sido atribuido a Charles Dickens, quien decía a sus lectores: «De una vez por todas, usen la cabeza. Los trabajadores no son ladrones, ni borracho, ni niños pequeños e ignorantes».

Seis posibles autores

El centro universitario australiano barajó seis posibilidades de autoría del texto, todas ellas vinculadas a las dos revistas semanales que editaba Dickens: Wilkie Collins , su hermano Charles Collins , el editor ayudante WH Wills , otros dos escritores vinculados a la dirección y el propio Dickens. «Es realmente excitante encontrarse con nuevo material de Dickens. No es que vaya a aportarnos nuevas opiniones sobre él, pero cuando se trata de alguien de su categoría siempre es importante saber lo que decía y cómo lo decía», ha señalado el doctor John Drew, director de este proyecto.

Comedores de auxilio social

El artículo aborda una cuestión candente en aquellos tiempos de la revolución industrial que dejaron a mucha gente humilde sin trabajo y sin comida. Nacieron los comedores de auxilio social, y Charles Dickens, aunque defendía a los pobres y la necesidad de estos comedores, sí hacía algunas puntualizaciones.

«Se debe tratar a la gente que acude a estos comedores -escribía- con el mismo respeto que a un rico que acude a un restaurante, que no se le trate como si se le estuviera haciendo un favor. Todos los empleados del comedor reciben su jornal y su salario para cumplir con su cometido y deben tratar a sus comensales con respeto, como si se tratara de cualquier otro establecimiento de comida. Que esta gente sin recursos se sienta bien, feliz, que pueda tomarse una cerveza y si se pasan, se emborrachan, o alteran el orden que sean expulsados del recinto como lo serían si hicieran lo mismo en un club aristocrático, o el Wellington».

El escritor famoso y popular, el novelista aclamado como una estrella de la ópera, el maestro, el admirado, no dejaba de lado las cuestiones que escocían en la Inglaterra de su tiempo. Y el hambre no era la menor de ellas.

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