Silvia Abascal «Si no puedo volver a actuar, iniciaré otro camino»
Dos años después de su ictus, la actriz cuenta el proceso de recuperación en «Todo un viaje»
«Sentí un tremendo latigazo desde los oídos hasta el mismo centro de la cabeza. Profundo. Violento. No fui capaz de expresar nada. Permanecí en el más absoluto de los mutismos, absorta en el profundo pinchazo que me estaba perforando los tímpanos». Así describe Silvia Abascal sus sensaciones ante el ictus que sufrió el 2 de abril de 2011, cuando se preparaba para acudir a la clausura del festival de cine español de Málaga. Dos semanas más tarde, fue operada del derrame cerebral y comenzó un largo período de recuperación que la actriz ha descrito en «Todo un viaje» (Temas de hoy). Es un libro valiente, sincero, ejemplar y conmovedor, en el que Silvia Abascal cuenta su proceso de aprendizaje y desaprendizaje que conlleva este tipo de enfermedades. «Si algo he aprendido sumergida en la profundidad de estas aguas –escribe en el prólogo–, es que podemos transformar muchos de los colores que inevitablemente oscurecen la palabra. Por supuesto, ninguna es sencilla. No es un trago dulce, no apetece. Pero cuando se nos planta de frente, cuando nos mira descaradamente a la cara, no se le puede dar la espalda. Desde el primer día de mi hemorragia cerebral sentí que en la enfermedad también se podía encontrar la visita de una Maestra. Ella me ha entregado una profunda lección de valoración, superación y conciencia».
–¿Cómo se encuentra ahora? ¿En qué etapa del viaje se encuentra?
–Me encuentro muy bien, valorando mucho el poder dar cada vez mayores pasos independientes. En mi viaje ahora mismo el planeta más complejo es el oído. Ha pasado por todo tipo de formas: acúfenos, alucinaciones auditivas, hipoacusia, hiperacusia… Reeducarlo es un proceso lento; necesita de tiempo, trabajo y confianza… pero sí, ando fascinada con su capacidad de evolución. Es un órgano increíble, un radar infinitamente mas poderoso de lo que imaginamos.
–¿Qué importancia ha tenido la escritura del libro para su recuperación?
–Mucha. Ha sido un maravilloso ejercicio mental. Cuando escribimos nuestros dos hemisferios cerebrales trabajan y expresan; tanto el analítico como el creativo. Me ha mantenido muy activa, concentrada en una disciplina diaria que he disfrutado de principio a «¿fin?». Escribirlo, publicarlo y sentir ahora la acogida que está teniendo el libro… está siendo un regalo.
–En el libro muestra siempre una actitud positiva ante la enfermedad y su recuperación. ¿Qué papel juega la actitud personal en el proceso?
–No sé si la actitud será todo pero sí que es tanto… En mi proceso ha sido fundamental. La mente es actitud, a favor y en contra. Por eso creo que es necesario reconocerla; escucharla y estimularla.
–Imagino que sus valores, sus prioridades, han cambiado o, algunas, se han reafirmado. ¿A qué le da más importancia ahora?
–A lo mismo que se lo daba antes; a mi vida personal. Mis prioridades y valores no han cambiado, siguen siendo los de siempre.
–¿Cómo cree que le ha cambiado la enfermedad?
–Pues a pesar de lo radical de sus formas, no todo en ella han sido contras. Me ha aportado infinidad de amor, aprendizaje y, por surrealista que resulte, creo que también mucho de salud mental.
–Aunque seguro que son muchas, si tuviera que extraer solamente una enseñanza de lo que le ha pasado, ¿cuál sería?
–¡Soy muy mala en esto de elegir solamente una! Quizás me quedaría con un dualismo sobre el cual he reflexionado mucho. Me ha quedado claro que nuestra vulnerabilidad es imperecedera, pero también que nuestra capacidad de superación es ilimitada.
–¿En ningún momento se vino abajo? ¿No ha maldecido su suerte ni haber sufrido este percance tan joven?
–No, lo saben los míos y por suerte también lo sé yo. Si te paras a pensar en ello te das cuenta de que la queja, el reproche… no construyen. Lo único que genera es la permanencia del malestar. Valorar te coloca de manera instantánea en un lugar activo.
–¿Hay alguna palabra –desaliento, desánimo...– que haya eliminado de tu vocabulario?
–En vez de «no puedo», digo «no puedo de momento», y el «cuándo» y el «ya» son dos palabras a las que concedo el mínimo espacio.
–¿Se plantea ahora algún plazo para volver a trabajar? ¿O prefiere no planteártelo? ¿Se imagina de nuevo sobre un escenario o un plató en un futuro próximo?
–Veremos… No soy de plazos ni de futuros. Soy de estar y de hoy. Si mis oídos continúan evolucionando como hasta ahora, retomaré un camino de vuelta. Y si no lo hacen, iniciaré uno diferente de ida.
–¿Cómo es actualmente su día a día?
–Como escribo en el libro, que uno se encuentre en tiempos pasajeros o permanentes en los que no pueda trabajar en su oficio, no es motivo para que deje de circular el aire. El abanico de las pasiones es amplio. Mi día a día es tranquilo y activo a partes iguales. De cara a la rehabilitación, mi trabajo está ahora en la estimulación auditiva para que continúe disminuyendo la hiperacusia. En cuanto a actividad personal, he trabajado durante casi un año y medio en la realización de «Todo un viaje». Ahora toca compartirlo y después, si se puede… espero concentrarme de lleno en unas vacaciones.
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