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Un mar de lazos con Apulia

De la Corona de Aragón a nuestros días, la región italiana conserva múltiples similitudes con la Comunidad Valenciana

Un mar de lazos con Apulia iván j. muñoz

IVÁN J. MUÑOZ

Casas bajas encaladas a los lados de empinadas y serpenteantes calles trazadas en un promontorio sobre la orilla del mar. Brisa marina, generoso sol y perfume a las flores que cuelgan de las rejas de las ventanas. Benidorm , Altea , Peñíscola . La estampa es un calco de tantas poblaciones de la Comunidad Valenciana, pero los lazos con el Levante español van mucho más allá de una cuestión estética en Otranto . Situada en la región italiana de Apulia, se trata de la localidad más oriental de la península itálica, a tan sólo unos kilómetros de ese imaginario «tacón de la bota» geográfico en el que amanece antes que en ningún otro sitio del país transalpino. Un privilegiado enclave a caballo entre el Adriático y el Mediterráneo que le proporciona la riqueza de dos mares y sus matices climáticos, a la vez que su cercanía a los Balcanes, Albania Grecia o Turquía marca desde hace siglos a sus gentes y estilo de vida.

La configuración arquitectónica de sus costas se explica a partir de sus conflictos con el imperio Otomano. En manos de la Corona de Aragón desde 1.282, su herencia fraternal con el Reino de Valencia se percibe en múltiples rincones, como en el nombre de alguna de sus calles. «Alfonso de Aragón, liberador. S.XV», reza una placa en memoria del monarca. Fue él quien fortificó la ciudad después de que, en 1480, 20.000 soldados turcos aprovecharan la debilidad militar del sitio para asentarse en él como escala previa de un plan para atacar el Reino de Nápoles con Roma como propósito final. Lo hicieron causando estragos y decapitando a 800 cristianos que se negaron a renegar de su fe para incorporarse a las creencias musulmanas. Sus calaveras y la piedra sobre la que fueron ejecutados están expuestas en la catedral, basílica que destaca artísticamente por su mosaico bizantino. Hace sólo unos días, el Papa Francisco canonizaba a las víctimas como ejemplo del mantenimiento de la fe ante las adversidades .

Pero los lazos de la Comunidad Valenciana con Apulia permanecen más allá de la historia. Lo hace en su campo, en el que abundan las vides de la uva allí conocida como «Alicante»: la garnacha tintorera . Centenarios olivos con troncos que describen abigarradas formas y que producen la materia prima del aceite, en cuya elaboración está a la cabeza de Europa sólo por detrás de España y Grecia. Sólo en Apulia ( Puglia en italiano) hay 60 millones de olivos , de la misma variedad que se puede encontrar en la provincia de Valencia y en la Costa Blanca. Visitar alguno de sus ‘frantoi' -almazaras bajo tierra que se regían por una organización similar a la de las naves marítimas y sus largas travesías- es todo un salto en el tiempo. No es extraño que grupos de empresarios agrícolas valencianos visiten a menudo la zona para conocer algunas de sus peculiaridades, como lo hacen los palmeros debido al mismo problema que pone en jaque a los ejemplares de múltiples poblaciones de algunas de nuestras comarcas: el picudo rojo. La plaga ha obligado a sacrificar miles de unidades de estas plantas para evitar que su crecimiento sea mayor.

Fallas y fórmula turística

Bari –portuaria y comercial frente a su vecina Lecce , más emprendedora y cultural– fue la ciudad a la que llegaron los restos del santo Nicolás, nacido en la región hoy turca de Licia, y al que se le atribuyen numerosos milagros. Un punto más en común con Alicante y su catedral en un rico patrimonio religioso donde abunda la herencia ortodoxa tanto en el arte como en sus gentes. Así, localidades como Martignano conservan el idioma «Griko» , tal como se conoce al reducto hoy presente del griego del siglo XVI, momento en el que dejó de evolucionar tras la imposición de la unidad de culto por parte del Concilio de Trento.

Fallas y Hogueras encuentran su equivalente en las «focara» de la comarca del Salento , en la que se configuran inmensas montañas de madera en forma de pirámide para prenderles fuego al son de la música y acompañadas de fuegos de artificio. Las de Novoli y Surbo están entre las más destacadas.

Aunque se apuesta por el turismo como oportunidad desde el punto de vista antropológico para crear una red laboral que explote su herencia social, la zona pelea por su pedazo de pastel del norte de Europa. Inglaterra, Alemania y la prometedora Rusia son, como en la Costa Blanca, mercados que ven en sus paradisíacas playas y amable vida un lugar para el descanso o incluso la segunda residencia. También para los más exigentes, como el puerto de Ostuni , donde magnates como Román Abramovich se deja caer de vez en cuando con su yate para disfrutar de las excelencias gastronómicas en sesiones privadas de los más internacionales chef, que llegan de las «masserie» cercanas.

La riqueza cultural, social, artística, histórica y gastronómica hacen de Apulia un excelente destino de escapada. Ryanair la conecta con la Comunidad Valenciana con vuelos de Manises a Bari los lunes, miércoles y sábados.

Un mar de lazos con Apulia

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