La vida tranquila de Carla Bruni

Aunque no llega a los niveles de exhibicionismo de la Casa Blanca, el Elíoseo tiene algo de la exigente obligación que supone vivir a la vista de todo el mundo. Tras su experiencia estelar como primera dama de Francia y convertirse en objeto de masiva fascinación internacional, Carla Bruni ha dejado pasar un razonable periodo de cinco meses antes de iniciar una nueva vida concentrada en su familia, pero sin renunciar a su música.

A finales de septiembre, la exmodelo apareció en la cadena France 2, presentada por Charles Aznavour , para cantar temas clásicos de Trénet y Brassens. Y esta semana se ha confirmado que protagoniza un dúo («Gens du Nord») junto al cantante de origen argelin Enrico Macias.

Con todo, Bruni no parece estar dispuesta a reanudar plenamente su carrera musical, tras cuatro años desde el lanzamiento del álbum «Comme si de rien n’était» . La salida de su nuevo disco, grabado durante el verano, estaba prevista para septiembre, pero las prioridades de al exmodelo se centran claramente en su matrimonio con Sarkozy y la atención que demandan sus hijos por separado y su hija en común, la pequeña Giulia, que el próximo viernes 19 de octubre cumplirá un año.

Quizá el mejor reflejo de esta renovada Carla Bruni sea el hecho de no haber recuperado totalmente la esbelta silueta que lucía antes de convertirse en madre por segunda vez. Su aspecto, con un vestuario que intenta favorecer tapando, no recuerda al de la estilizada modelo que fue en su día. Sin que falten críticas sobre un exceso de botox en la cara o algún otro desafortunado tratamiento estético al que se podría haber sometido la artista.

Junto a Carla, el que ha iniciado una nueva etapa en su vida es Nicolas Sarkozy tras hacer frente al trauma de no conseguir un segundo mandato presidencial. Después de adoptar un perfil público muy bajo, luego de ser derrotado y dar por terminada su carrera política, Sarkozy ha empezado a volver a la palestra al estilo de otros líderes como Bill Clinton, Tony Blair o José María Aznar. En su agenda figuran bolos internacionales como conferenciante de lujo, de los que cobran como mínimo 100.000 dólares (77.000 euros) por actuación. Ingresos que le ayudarán a completar su privilegiada pensión y envidiables prebendas como expresidente de Francia.

Patrocinado por el banco de inversiones brasileño BTG Pactual, Sarkozy se estrenó este viernes en los distinguidos salones del hotel Waldorf Astoria de Nueva York. Para estas actuaciones, el expresidente de Francia necesita imperiosamente dominar el inglés. Asignatura pendiente que intenta solventar recibiendo clases tres veces por semana.