El agua mineral es la única bebida junto con el té o las infusiones que no engordan, mientras que el sorbete de limón es la que más calorías contiene, 140 kilocalorías por cada 100 mililitros. Así lo sostiene el libro «Tablas de composición de alimentos», que realiza un índice con las bebidas que más y menos energía aportan.
«El problema es que una persona coma más de lo que gasta»
Teresa Valero, directora de información y divulgación científica de la Fundación Española de la Nutrición, afirma que «la principal bebida que hay que consumir es el agua porque tres cuartas partes de nuestro organismo están compuestas por ella». En cuanto a los refrescos light, asegura que «en ellos se sustituye totalmente el azúcar por otros edulcorantes, lo que permite reducir las calorías en casi el 100%. En consecuencia, muchos refrescos light tienen menos de 1 caloría (kcal) por lata de bebida». Vaquero añade que aunque no contengan calorías, «tienen otra serie de productos nocivos que pueden estar contribuyendo a la aparición en nuestra sociedad de muchas alergias e intolerancias».
Prohición neoyorquina de refrescos XXL
La semana pasada, la Junta de Salud de Nueva York aprobó la propuesta de Michael Bloomberg, alcalde de la ciudad, de prohibir la venta de refrescos y bebidas azucaradas de gran tamaño en restaurantes, cines y otros establecimientos con motivo de la lucha contra la obesidad. Ante esto, Valero responde que «desde la Fundación no somos partidarios de prohibir ninguna bebida. No hay alimentos buenos o malos, sino buenas o malas dietas, es decir frecuencias de consumo y raciones inadecuadas que pueden llegar a desequilibrar nuestra dieta».
«Todas las bebidas azucaradas contienen calorías “basura”»
Aunque la Fundación Española de la Nutrición opina que el consumo excesivo de refrescos no contribuye a la obesidad, la doctora Vaquero tiene otra determinación. «Claro que influye. Imagínese aquella persona que consume cuatro litros diarios de Coca-Cola. Eche las cuentas de las calorías basura que ingiere diarias. No crea que soy exagerada, haga una pequeña encuesta a su alrededor y verá como un 30 o 40% entran en este supuesto».
El problema es que una persona coma más de lo que gasta y eso le haga aumentar de peso. Por ello, Teresa Valero recomienda «moderar las cantidades consumidas y ciertas sustancias o nutrientes que por su consumo excesivo pueden llegar a padecer una enfermedad (azúcar, sal, grasas saturadas y alcohol). Más que prohibir, es fundamental educar y concienciar a los ciudadanos sobre los beneficios de una alimentación saludable, una buena hidratación y la práctica de ejercicio físico, empezando por los más pequeños que son los que van a adquirir unos hábitos alimentarios». Por su parte, la doctora Vaquero aconseja «atajar el consumo indiscriminado de esos productos que se han introducido en nuestra sociedad de una manera aparentemente inocua, pero que están resultando un problema de salud pública de primera magnitud», concluye.