Pastor propone a las constructoras financiar al 50% las obras públicas
La ministra avanza un nuevo «modelo concesional» para reactivar el sector
LUIS M. ONTOSO
MADRID
En un momento del VII encuentro del sector de las infraestructuras —organizado por Deloitte, OHL, Alstom y ABC— uno de los ponentes recurrió a una frase del padre del capitalismo, Adam Smith. «No sería razonable construir una carretera excelente, de primera clase, a través de una región desértica, donde apenas florece el comercio, tan solo porque lleva a la ciudad del intendente de la provincia».
No se puede decir que España haya aprendido la lección al pie de la letra. La ministra Ana Pastor, que ofreció el discurso inaugural, hizo un llamamiento a la evolución de las infraestructuras de manera rigurosa y vertebradora.
La responsable de la cartera de Fomento avanzó que el Gobierno estudia la «cofinanciación en el modelo de colaboración pública» con una participación de hasta un 50% en los nuevos proyectos.
El elevado endeudamiento del grupo, fruto de los excesos de legislaturas pasadas, y los objetivos de consolidación fiscal no permiten recurrir a los canales habituales de financiación. «El apalancamiento financiero (de Fomento) hace casi inviable que podamos pedir ni un euro a una entidad financiera. Estamos colapsados», avisó la ministra.
Riesgos compartidos
Pastor dio también algunas pistas sobre el nuevo modelo concesional que tendrá como fin «generar más inversión en obra pública y ayudar a reactivar el sector de la obra civil» en nuestro país: se sustentará en la revisión de los plazos máximos de concesión y el reparto de riesgos entre concedentes y concesionarios por las expropiaciones y las caídas de tráfico . Este nuevo marco incluirá una reflexión más profunda, que atañe a la propia planificación territorial de las inversiones. «No entiendo esos debates sobre el "qué hay de lo mío". Debemos hablar de qué hay de lo nuestro. En esto sí que hace falta un cambio de cultura, por ello propongo un pacto de Estado. Nos queda un camino largo»
Las entidades financieras expusieron la transformación y los rigores a los que obligan las turbulencias en los mercados y las nuevas exigencias regulatorias. «Hemos tenido una industria financiera muy potente, pero se está acabando —señaló Mariano Olmeda, subdirector general de Santander—. Las entidades no podemos soportar ahora la financiación de infraestructuras a largo plazo». El plazo idóneo de concesión se cifró entre los cinco y 10 años.
Como alternativa, Carlos Fernández, director de financiación de Infraestructuras de BBVA, recordó a las sociedades que es posible acudir al mercado de capitales para refinanciarse, en el caso de los activos en explotación, o a la emisión de bonos, para los que se encuentran en construcción. Sin embargo, este recurso no es la panacea: «Los bonistas son muy exigentes y la flexibilidad que ofrecen es menor a la de un préstamo».
Otra vía para equilibrar las cuentas, reclamada por la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), es la del establecimiento del cobro de tasas o peajes por circular en la red de carreteras. Una propuesta que ya ha enviado al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, la Oficina Económica de Moncloa y el Ministerio de Fomento. «Todo el peso de los recortes está cayendo sobre la inversión», denunció Juan Lazcano, presidente de la organización. Y advirtió de que el estado de parálisis en que se encuentra el sector —con una licitación en obra pública que terminó 2011 en 13.754,59 millones, la menor cuantía de los últimos quince años— «está poniendo en cuestión la supervivencia de un sector clave».
Durante el foro, los asistentes incluso sugirieron fórmulas para reforzar la normativa, como la creación de un órgano independiente que aplique las leyes y garantice la seguridad jurídica. «Si tan solo se cumpliera lo previsto en la legislación, avanzaríamos», zanjó Juan Osuna, consejero delegado de OHL Concesiones.
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