El tren siniestrado en Argentina estuvo dos meses parado por problemas técnicos
La justicia investiga las circunstancias del siniestro y las posibles causas del accidente que provocó la muerte de al menos 50 personas

Un día después del accidente del tren que causó 50 muertos y más de 700 heridos en una estación céntrica en Buenos Aires, aumenta la indignación en Argentina por las condiciones de la red ferroviaria del país y la falta de control del Gobierno sobre las empresas concesionarias del transporte.
La «formación 16», el tren siniestrado, pertenece a la red de cercanías de Buenos Aires gestionada por TAB, propiedad de los hermanos Claudio y Mario Cirigliano , uno de los grupos de transporte más poderosos del país, relacionados por la prensa local con el exsecretario de Transporte Ricardo Jaime, investigado por corrupción.
La justicia investiga las circunstancias del siniestro y las posibles causas, mientras aumenta la polémica sobre la necesidad de depurar responsabilidades para evitar que la tragedia se repita en el futuro.
El convoy había estado dos meses parado por problemas técnicos, según dirigentes sindicales, tenía entre 40 y 50 años de antigüedad, transportaba alrededor de 1.500 pasajeros y, como es habitual en la red de cercanías de Buenos Aires, hacía su recorrido con varias puertas abiertas, según testigos.
Privatizaciones de Menem
Unas condiciones familiares para los usuarios del ferrocarril argentino, acostumbrados a trenes desvencijados, sin puertas o sin ventanillas, sucios, viejos y, con frecuencia, con deficiencias técnicas.
No siempre fue así. Argentina llegó a tener una de las mejores redes ferroviarias latinoamericanas , pero las privatizaciones masivas del gobierno de Carlos Menem (1989-1999) desmantelaron el sistema público de transporte y dejaron la red en manos de empresas privadas que reciben suculentas subvenciones.
«En las privatizaciones está la esencia de esta tragedia», denuncia el economista Leopoldo Markus, partidario de pedir responsabilidades a los sucesivos gobiernos argentinos por la falta de control sobre las empresas privadas y de los subsidios.
«Si no se hacen las inversiones se pone en peligro al usuario. No funciona el sistema de control», denuncia el dirigente de la Unión Ferroviaria Rubén Sobrero, que advierte que los pasajeros «corren peligro».
Tren «en buenas condiciones»
En medio de la polémica, Roque Cirigliano , de la empresa TAB, ha afirmado que el tren «estaba en buenas condiciones» y no se descarta que el accidente obedezca a un «error humano» dado que «es poco probable que se quede sin frenos».
Cirigiliano acudió a la estación de Once, escenario del siniestro, en el corazón de Buenos Aires, y tuvo que salir precipitadamente en medio de la indignación generalizada de los viajeros.
«¿Cincuenta muertos te parece aceptable?», le increpó uno de los pasajeros. Para el auditor general de la Nación, Leandro Despouy, «están dadas las condiciones para que el Estado pueda proceder a la rescisión de la concesión» de TBA porque el accidente fue «consecuencia directa del incumplimiento de normas básicas».
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