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viviendo en san borondón

La quinta libertad del aire para Canarias

Es de muchísimo mayor interés estratégico para Canarias pensar en la carga aérea

José Fco. Fernández Belda

En unas declaraciones realizadas por José Manuel Soria en Lanzarote el pasado 3 de diciembre, dijo, a mi juicio con muy buen criterio, que lo importante para Canarias en el terreno del transporte era conseguir la Quinta Libertad del Aire, más que seguir por el camino de la disminución de tasas aeroportuarias o primar a unas compañías sobre otras, lo que no deja de ser competencia desleal o amiguismo, diríamos los más liberales y los menos proteccionistas de la familia nacionalista de mano extendida.

No deja de ser curioso como en un mundo globalizado, el transporte aéreo internacional siga luchando contra las restricciones, otros dirían que limitaciones a la libre competencia, que imponen los políticos de casi todos los estados y que a veces estrangulan de desarrollo de muchas regiones, entre ellas Canarias.

Las llamadas “Libertades del aire”, originalmente cinco y hoy nueve, se establecieron en la Conferencia de Chicago de 1944 por la OACI, Organización Internacional de Aviación Civil. Curiosamente las cuatro primeras fueron adoptadas por todos los estados, no así la quinta. Las dos primeras libertades son denominadas técnicas o no comerciales, y hacen referencia al derecho de una aeronave de un estado a sobrevolar sin aterrizar el espacio aéreo de otro y a poder hacer una escala técnica para repostar combustible, mantenimiento, emergencias, etc. Las otras tres son libertades comerciales. La tercera hace referencia al transporte exterior, es decir que una aeronave de un estado pueda desembarcar pasajeros y carga en otro. Pero la más controvertida, y la que interesaría conseguir para Canarias, sigue siendo la quinta, denominada de “libertad de transporte externo consecutivo”, por la que se otorga el derecho a una aeronave del Estado “A”, por ejemplo Alemania, a embarcar pasajeros, correo y carga en el Estado “B”, sea por ejemplo España, para transportarlos hasta el Estado “C”, pongamos por caso Argentina, siempre que la segunda parte del vuelo sea una continuación de la primera. Este detalle final distingue esta operación de las llamadas de cabotaje, a la que hace referencia la octava libertad.

Las declaraciones del Ministro José Manuel Soria y otras aparentemente menos informadas de ciertos políticos, parecen centrar el asunto en el tráfico de pasajeros. A mi entender es de muchísimo mayor interés estratégico para Canarias pensar en la carga aérea. Por una serie de razones técnicas, conocidas por todos los responsables pero nunca abordadas con decisión y visión de futuro, el desarrollo del Aeropuerto de Gran Canaria está muy limitado. Cuando hablan de mejoras, es para licitar costosísimas obras de, probablemente, dudosa rentabilidad social, aunque sean el maná para algunas constructoras o adjudicadores y siempre pensando en los volátiles turistas. Si la Quinta Libertad se pudiera aplicar en Canarias, nuestros aeropuertos podrían ser auténticos centros logísticos, mayormente de distribución de carga y algo también de pasajeros. Todos los políticos, y algunos empresarios, hablan de la tricontinentalidad, Europa-África-América, pero parecen no estar dispuestos a dar los pasos necesarios para hacer realidad ese palabro de siete sílabas, pero de verdad y no con pomposas declaraciones y costosos viajes rodeados de asesores y aplaudidores varios.

Por poner un ejemplo ilustrativo, se puede pensar en una compañía inglesa que quiera exportar productos a varios países africanos, pero que ninguno de estos tuviera demanda suficiente para llenar las bodegas de un carguero de forma sistemática y continuada en el tiempo para establecer, no un charter ocasional, sino una línea regular. Actualmente esa compañía tendría que hacer escala en Madrid y, en los centros logísticos que allí existen, “consolidar” sus mercancías en las bodegas de otros aviones que vuelen a diferentes destinos, es decir hacer una agrupación de cargas de diferentes expedidores con destino a distintos consignatarios.

Si gozáramos en Canarias de la Quinta Libertad, nuestros aeropuertos podrían ser ese añorado “hub”, tal vez en detrimento de Barajas y otros aeropuertos, que permitiera tomar u dejar nueva carga de otras compañías con destino a esos varios países o que las compañías aéreas pudieran montar su pequeño centro de distribución propio, con el consiguiente incremento de actividad económica y de empleo. Y esta añorada libertad sí que sería muchísimo más importante para todos los canarios que los beneficios que unos pocos pudieran obtener por construir la segunda o tercera pista en el Aeropuerto de Gran Canaria, por siempre nuestro Gando. ¿Tan difícil es de entender?

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