Triángulo de diálogo con denominación
José Antonio Bermúdez de Castro, Antolín Sanz y Soraya Sáenz de Santamaría. Tres castellano y leoneses llevan la relación entre Grupos y Gobierno
Capacidad de diálogo y voluntad de llegar a acuerdo, además de don de gentes y dotes de mando para poder manejar y coordinar a un equipo de más de cien personas. Son las características que han de tener y comparten los secretarios generales de los grupos parlamentarios del Partido Popular en el Congreso y el Senado, José Antonio Bermúdez de Castro y Antolín Sanz, respectivamente. Pero no las únicas. Estos dos veteranos políticos que emergen en Madrid hunden sus raíces Castilla y León. La «denominación de origen» castellano y leonesa es otro de los rasgos en común de los encargados de impulsar la actividad parlamentaria, coordinar la acción de sus respectivos y numerosos grupos y, además, marchar en armonía con las decisiones del Gobierno central de Mariano Rajoy. Ésta es precisamente una de las novedades que añaden a su labor en esta recién estrenada legislatura en la que los populares han logrado volver a la bancada azul tras ocho años condenados a los escaños de la oposición.
Y como dicen que una mesa con tres patas nunca cojea, en ese diálogo entre ambas cámaras y el Gobierno central también tendrán enfrente a otra castellano y leonesa, la vicepresidenta del Ejecutivo, la vallisoletana Soraya Sáenz de Santamaría. Mariano Rajoy a optado por tres personas de una Comunidad caracterizada por su moderación y diálogo para sustentar los pilares de su estreno en La Moncloa con una legislatura por delante que se augura complicada y con turbulencias económicas que pueden afectar también al terreno social.
«Un triángulo casi perfecto», como asegura Antolín Sanz, quien considera que esas relaciones y conocimiento previo entre los tres interlocutores seguro que contribuyen al mejor entendimiento y facilitará la coordinación a la hora de trabajar por separado, pero hacia una misma dirección.
La mayoría más que absoluta lograda por el PP en las pasadas elecciones generales del 20 de noviembre asegura la estabilidad política y que las iniciativas alumbradas en La Moncloa saldrán adelante, pero en este momento de dificultades, conseguir los máximos apoyos y unidad se torna clave en esta lucha sin cuartel para vencer a la crisis.
«Voluntad de escuchar»
Con esa «voluntad de escuchar, de negociación, de llegar a acuerdos y consensos» desde «la transparencia a la hora de sentarse a negociar», asume su cargo el abulense Antolín Sanz. El también presidente del PP de Ávila ya sabe lo que es ser secretario general del Grupo Parlamentario Popular en el Senado, pues lo fue las tres anteriores legislaturas, aunque esta vez reconoce que es diferente. «No es lo mismo estar en la oposición que apoyando al Gobierno», afirma, «muy ilusionado» con haber sido elegido como una pieza de ese engranaje para que Ejecutivo y Legislativo se muevan al unísono. De hecho, la «coordinación» entre cámaras y Gobierno es la labor que «más me apasiona» de esta «tarea de titanes» que supondrá dar con las teclas clave para que la economía comience a crecer y se cree empleo. «Eso si cabe lo hace más apasionante», afirma Antolín Sanz, empeñado en conseguir la «unidad de fuerzas». «Al final, lo fundamental es que va a haber y debe haber acuerdos y voy a trabajar para ello» desde esa «tarea más oculta» que desempeñan los secretarios generales del Grupo, al frente del día a día de los suyos.
«Esto no tiene horas», advierte el político abulense, quien promete «dedicación y esfuerzo» en esta tarea, que también requiere «capacidad de organización» para dirigir al bloque de 159 senadores del PP.
En la otra «casa», el «amo de llaves» de la gestión del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso es el salmantino Gonzalo Robles. Mariano Rajoy ha optado por un hombre del «aparato» para ocupar el segundo escaño de la bancada que se extiende tras el Gobierno. Sucede en el puesto a Alfonso Alonso, que se mueve una silla para auparse con la portavocía que ha dejado vacía Soraya Sáenz de Santamaría. Bermúdez de Castro, con experiencia en la Carrera de San Jerónimo desde la VI legislatura, asume en esta X un papel relevante, aunque alejado de los focos. «Es un alto honor y una alta responsabilidad», afirma quien deberá llevar las riendas del Grupo Popular más numeroso de la historia, con 184 de los 350 diputados en los que se combina la experiencia y la renovación. El Grupo que ha de sustentar la labor del Gobierno, aunque no sólo eso. «También ganar los debates y hacerlo con argumentos». Es la meta que se marca el también coordinador electoral del PP, quien promete un periodo de «mano tendida» en el que el diálogo será «fundamental» con el objetivo de «sumar el mayor número de fuerzas posible». Por el momento, reconoce, esta «experiencia apasionante» que tiene por delante y de la que espera aprender y llegar al final con el deber «cumplido», ha empezado con «buen» pie, pues el primer debate con las medidas de estreno de Rajoy salió adelante con el apoyo también de CiU y UPN.
Muchos grupos
La labor de negociación de estos «fontaneros» que han de moverse por las tuberías en la negociación del Congreso y el Senado requerirá «mayor trabajo» que en otras ocasiones pues, pese a la mayoría absoluta del PP, el número de grupos y partidos políticos con representación ha crecido y en la Cámara Baja está el añadido de la presencia de Amaiur, a quien los populares instarán a que pida la «disolución» de ETA.
La voz de Castilla y León, uno de los feudos y graneros del PP que elección tras elección decanta la balanza electoral del lado de las papeletas de la gaviota, está así llamada a tener un papel destacado en esta labor de «trastienda» que busca traducirse, entre otros objetivos, en lograr el mayor número de acuerdos posibles.
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