El PSOE puede perder tres diputados y rozar su peor resultado en la región
Los socialistas cederían peso en Burgos, León y Salamanca de repetirse el reparto de votos del 22 de mayo
Con las heridas dejadas por el zarpazo a los votos y cargos públicos infligido por 22-M aún supurando, el PSOE se enfrenta a otras elecciones en las que, según todos los sondeos y avances, saldrá más que derrotado. Por si fuese poca la debacle de los pasados comicios municipales y autonómicos, en los que las filas socialistas cayeron doce puntos, se dejaron casi 150.000 votos y perdieron tres escaños en las Cortes, además de los más de 110.000 sufragios que se escaparon en el plano municipal en el conjunto de Castilla y León, la del 20 de noviembre no parece que vaya a ser la cita de su recuperación.
Con el Gobierno de Zapatero naufragando y tratando de mantenerse a flote a base de maquillaje y parches a corto plazo, las próximas elecciones generales tienen visos de abrir una nueva hemorragia en el seno socialista, que podría estrellarse contra su suelo electoral.
De repetirse los resultados del pasado 22 de mayo, los socialista de Castilla y León cosecharían uno de sus peores resultados de la historia democrática, al quedarse sólo con 11 de los 32 escaños en el Congreso de los Diputados en liza en la Comunidad. Significa que perdería tres actas, las mismas que ganaría un PP al alza.
Es en las grandes provincias donde más se juega el partido liderado en la Comunidad por Óscar López. Teniendo en cuenta los sufragios con el símbolo de la rosa depositados en las urnas el pasado 22 de mayo y de acuerdo con el reparto de escaños que otorga la Ley D'hont, el PSOE perdería un diputado en Burgos, otro en León y uno más en Salamanca. Valladolid es la única de las cuatro grandes circunscripciones en la que los socialistas consiguen mantener el tipo.
Con menos del 30 por ciento de las papeletas válidas a su favor, el PSOE se quedaría en Burgos únicamente con un diputado, rompiendo el equilibrio entre ambas fuerzas logrado en 2008, cuando el PSOE igualó a dos parlamentarios nacionales al PP, que recuperaría de paso las tres actas que tuvo entre 1996 y 2000.
Tierra hostil
Castigo también en León. En la tierra del todavía presidente del Gobierno, se prepara un escenario «hostil» para el regreso de José Luis Rodríguez Zapatero tras sus menos de ocho años en La Moncloa. A la derrota en el ayuntamiento de la capital por una contundente y sorprendente victoria de los populares y el gobierno de la Diputación provincial, se uniría la mayoría de diputados de la gaviota. La estimación en base a los resultados, tanto municipales como autonómicos, del 22-M, con poco más tres de cada diez votos para el PSOE, serviría para volver las tornas y acabar con el tirón Zapatero en su casa, la única de la Comunidad que hasta el momento tiene mayoría de representantes socialistas en la Carrera de San Jerónimo. El PSOE pasaría de tres a dos diputados y operación contraria para el PP, que conseguiría tres escaños.
Las variaciones en el mapa político se completan con Salamanca. La igualdad lograda por los socialistas en 2004 y repetida en 2008 se evapora y los populares recuperan la supremacía, con tres de las cinco actas en disputa en esta circunscripción.
De las grandes, sólo en Valladolid el PSOE logra salvar los muebles, aunque de nuevo el PP continúa como la fuerza más votada, consiguiendo tres diputados frente a los dos que sentaría el PSOE en el hemiciclo.
En las provincias pequeñas se mantiene el mismo reparto que en 2008. Y es que el hecho de que tanto en Ávila como en Palencia, Segovia, Soria y Zamora sólo cuenten con un diputado hace casi imposible que pierdan representatividad. Tendría que darse prácticamente un cataclismo para que el PP sumase todas las actas en la Cámara Baja por alguna de estas provincias.
En el cómputo global, los socialistas castellano y leoneses se enfrentan a uno de sus peores resultados en la Comunidad y acarician el suelo marcado por las primeras elecciones democráticas, en 1979, en las que el PSOE logró 10 diputados de los entonces 35 elegidos en la región. Volvería a los 11 que obtuvo en 1996 y 2000, cuando tras otra gran crisis y con el partido de la rosa en caída libre, también sumó 11 actas. Echaría por tierra el terreno ganado en 2004 y 2008. El efecto ZP se diluye como un azucarillo. Mientras, el PP coge aire y sube como la espuma hasta acariciar su techo, los 22 diputados por Castilla y León logrados en 1996 y 2000, con Aznar al frente, coincidiendo con las horas bajas del «felipismo».
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