PUNTO DE VISTA
PRIMEROS CÁLCULOS
LUIS JARAMILLO
La convocatoria de las elecciones generales para el 20N hace que los partidos se vayan de vacaciones con afán de vuelta inmediata. Todo tiene que estar listo para una cita largamente esperada por la mayoría, que tiene que dar paso a un gobierno que genere confianza y consiga que salgamos de la peor crisis que se recuerda. Los indicadores de ayer reflejaban, una vez más, que estamos en una situación casi límite, y pese al alivio estacional del paro, las cosas no van tan bien como Zapatero anunció la pasada semana. Es más, las primeras impresiones son que el verano no va a ser lo que se había pensado y que los esperados brotes verdes tampoco van a ser una realidad en esta ocasión. Todo indica que en Castilla y León las generales van a ser la continuación de las municipales y autonómicas. Dirigentes socialistas se van de vacaciones con un nudo en la garganta y haciendo votos porque la convocatoria de noviembre deje las cosas como están. La verdad es que el reparto de escaños en nuestra Comunidad da muy poco espacio para la sorpresa y salvo una irrupción sorpresa de lo que se ha dado en llamar «fomaciones emergentes», IU o UpyD, la cosa va a variar bastante poco. A priori hay tres puntos de atención en el mapa provincial regional. En León, parece un hecho que el PP puede conseguir tres escaños, frente a dos el PSOE, lo que significaría invertir el resultado de las pasadas elecciones, y la certeza de que además conseguirá el pleno de los tres senadores, con lo que los populares alcanzarán los 27 senadores que presentarán en la región. En el Congreso la atención estará centrada en dos provincias, Salamanca y Burgos. En ambas el PP espera conseguir los votos necesarios para alcanzar el tercer escaño, lo que supondría dejar en minoría aplastante, sólo un escaño, al PSOE.
En el resto de las provincias la regla D'Hont hace prácticamente imposible que varíen los resultados de las anteriores elecciones, por lo que el mejor de los escenarios para el PP es conseguir 22 escaños y el peor, 20.
Pese a todo, lo populares aseguran que se van a echar a la calle en unas elecciones que consideran de alta prioridad. El partido se engrasa para cumplir los plazos y para diseñar una estrategia que permita que la sociedad les vea como la alternativa que se necesita en estos momentos para superar la crisis. No obstante, algunos dirigentes aseguran que no se puede caer ya en el triunfalismo, y que el partido tiene que movilizarse con todo su potencial porque nada está ganado. No se teme al «efecto Rubalcaba», porque aseguran que «está muy visto», pero creen que hay que luchar contra el pasotismo ciudadano que ha roto muchos lazos con los políticos, a los que miran con una evidente desconfianza.
A la vuelta de agosto nos espera la precampaña y la campaña. No va a ser un tiempo fácil, porque a priori las cosas parecen demasiado evidentes, lo que hará que el PP deba ser muy cauto y que el PSOE se la juegue para parar, lo que muchos dirigentes del partido ven ya como una caída libre. De momento, agosto.
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