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Zapatero opta por simples retoques con la idea de adelantar las elecciones

Blanco, nuevo portavoz, es la sorpresa de un Gobierno en el que Camacho es ministro del Interior y Salgado y Chaves ascienden en el escalafón

GABRIEL SANZ

Hasta tres veces se negó José Luis Rodríguez Zapatero a confirmar ayer, durante la rueda de prensa en La Moncloa para anunciar su último gobierno, que vaya a agotar la legislatura. Ya en el pasado debate sobre el Estado de la Nación, en junio, había dejado entrever que podría no llegar a marzo, pero en privado ha seguido insistiendo estos días en que sí aguantará. Ayer compareció con gesto grave unos escasos 15 minutos a desgranar un relevo de trámite que incluye solo el ascenso del secretario de Estado para la Seguridad, Antonio Camacho, a ministro del Interior, y una sorpresa: el titular de Fomento, José Blanco, será el nuevo portavoz.

La hasta ahora vicepresidenta segunda, Elena Salgado, y el tercero, Manuel Chaves, se limitan a ascender en el escalafón —ella presidirá los consejos de ministros cuando Zapatero no esté— porque el jefe del Ejecutivo no ha querido expresamente nombrar un vicepresidente primero con peso político. Se trataba de remarcar la ausencia de Alfredo Pérez Rubalcaba, desde ayer en Ferraz como candidato a la Presidencia del Gobierno.

Precisamente, Rubalcaba y Blanco, pese a que están tan convencidos como Manuel Chaves o Felipe González de que lo mejor para el PSOE sería un adelanto electoral, mantienen en público el discurso de agotamiento de la legislatura. Han renunciado a intentar convencer a Zapatero, «a la espera que se convenza él solo», dicen en medios socialistas. Ayer, el presidente del Gobierno dio muestras de que puede estar empezando a hacerlo. Preguntado si va a haber adelanto electoral, eludió la respuesta una y otra vez: «El objetivo del Gobierno es trabajar y cumplir sus compromisos. Todo el mundo puede entender que tenemos una situación, desde el punto de vista la estabilidad de los mercados y de los problemas de la zona euro, de gran transcendencia. Seguramente, decirlo hoy, donde hay una reunión tan importante en Bruselas y donde las tensiones están nuevamente generando inquietud y preocupación en los mercados, suena más razonable que nunca».

Y es que la evolución de la solvencia de la deuda española —el diferencia de nuestro bono con el alemán se disparó ayer hasta los 340 puntos básicos—, junto con el éxito o fracaso de la privatización de las cajas de ahorro, es lo que determinará a Zapatero en septiembre a seguir adelante con la negociación de los Presupuestos 2012 o disolver las Cortes para celebrar elecciones en noviembre. Apoyos parlamentarios para aprobar esos presupuestos no le van a faltar —PNV y Coalición Canaria— pero si la situación del euro sigue deteriorándose no forzará la situación. «Hay una gran prioridad del Gobierno —insistió— y es mantener la estabilidad, ganar la recuperación y crear empleo, y creo que ese triple objetivo es tan exigente que no debemos pensar en ninguna otra cuestión».

Advertencia a Rubalcaba

Al margen de lo que ocurra con el adelanto electoral, Zapatero escenificó en Moncloa el cambio como un trámite sin lecturas políticas, para no alimentar la idea de la bicefalia con Rubalcaba, según varias fuentes consultadas. No obstante, sí quiso aclarar que él y el candidato actúan ya en dos «planos» distintos que «tenemos que tener claro». Como si aventurara que en los meses que restan de legislatura habrá contradicciones, advirtió: «El Gobierno gobierna; es su tarea, una tarea apremiante en este momento, y va a seguir haciéndolo; y el Gobierno tiene como motivo fundamental de su tarea el interés económico general para la recuperación de nuestro país». Frente a eso, prosiguió el presidente del Gobierno, «como es natural, el candidato tiene la tarea de formular su proyecto político de cara a las próximas elecciones. Son espacios que están nítidamente marcados». Unas palabras que parecían dedicadas a ministros como Valeriano Gómez, que se han pronunciado a favor de más impuestos para los Bancos, en contra de su opinión y la de Elena Salgado.

De los cambios, Zapatero dijo que habló con Rubalcaba y «con otras personas», y reveló que el Rey lo sabía desde «el pasado miércoles». De Camacho, comentó que tiene «un perfil muy adecuado» para ser ministro del Interior, dado su conocimiento de la lucha contra el terrorismo. No en vano ha estado los siete años de gobierno como secretario de Estado.

Su amistad con Blanco

Cuando le tocó explicar por qué ha nombrado portavoz a Blanco, habló de la amistad. «Les diré dos razones que son para mí fundamentales: creo que conoce bien la acción global que el Gobierno está llevando adelante y, segundo, es una persona que tiene una confianza conmigo muy directa, muy trabada durante mucho tiempo, que facilita, sin duda alguna, la tarea», dijo para desterrar los rumores que habían situado a Blanco en el ostracismo tras la crisis de las primarias en el PSOE.

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