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fórmula 1

Alonso vive un sueño virtual en Montmeló

Gobernó la carrera por una salida enorme, pero no pudo aguantar a Red Bull y McLaren en otra victoria de Vettel

REUTERS

Nunca es triste la realidad. Lo que no tiene es remedio. La frustración de Fernando Alonso fue la decepción de la parroquia reunida en Montmeló ante la llamada al muecín del asturiano. Foro escaso, cierto es (78.000 personas con mucha generosidad de parte de la organización), porque la crisis financiera ha socavado todo tipo de bolsillos. Vivió el piloto un sueño virtual del que despertó con estrépito . Depositó todos los argumentos sobre la pista para lanzarse hacia un objetivo improbable: ganar una carrera con pretendientes más cualificados. Salió de cine, gobernó durante dieciocho vueltas, pero cedió ante el peso de la lógica. Red Bull y McLaren son mejores medios de locomoción hoy en día que el Ferrari de nombre F150 Italia. Venció Vettel en una temporada sin mancha que amenaza con calcinar a Alonso. Ya tiene 67 puntos de ventaja después de cinco grandes premios. Excesivo. [Así lo hemos contado]

Todo lo que hizo Fernando Alonso durante este fin de semana tuvo que ver con la inferioridad de su vehículo , algo tan palpable como que la Fórmula 1 no ha navegado serena en los hogares españoles, sino con un punto de forofismo que no deja ver el bosque. No hay más que comprobar el vuelta a vuelta, el tiempo que tardan los pilotos en completar un giro para percatarse de que, por motivos de expediente X, el Ferrari es más lento que sus adversarios.

No es el típico recurso al pataleo con el que se castiga a Alonso, un deportista de primera que tiene mal perder. No es el lamento cercano al llanto con el que se mimetizan determinados comentarios con la personalidad del piloto, que normalmente acude a reflexiones más exhaustivas. El Ferrari no corre tanto como el Red Bull, pero lo que nadie acierta a explicar es por qué . Cómo es posible que un emporio tan gigantesco como el «cavallino rampante», que ha contratado y renovado al mejor piloto del mundo, no atina en trabajo a dúo con el quid de la cuestión.

Salió Alonso de fábula porque arriesgó el día anterior en una vuelta perfecta. Su gesto provenía de la subordinación. Tenía que hacerlo así para atacar en el semáforo, ubicarse delante del Red Bull de Vettel y tantear el terreno como tapón. La táctica del asturiano en colaboración con Ferrari surgió fantástica a la vista del resultado. El coche salió bien y Alonso manejó con destreza el volante en una lección de arrojo y sabiduría ante Hamilton y Webber . Rebasó al británico, presionó a Vettel en el filo de la cuchilla y se coló en la nariz de Webber al apurar la frenada en la curva. Fue genial.

Fin de la abundancia

Luego vino la realidad y decretó el final de la abundancia. Rugió Montmeló por el destello de su héroe y pensó la gente que aquello era jauja . Quedaba la prueba del algodón, el termómetro según el cual a un piloto y su coche se les mide en la tabla de tiempos del vuelta a vuelta. Y el resumen es sencillo. Cuando Vettel rebasó a Alonso, comenzó a bajar un segundo por giro. Es decir, el Ferrari estaba taponando la velocidad del Red Bull.

Los aficionados que se implican hasta el paroxismo en el amor por la Fórmula 1 y se desplazan a las carreras son finos observadores. «El Red Bull se desliza en la curva del Banco Sabadell como una serpiente. Los demás van como a trompicones», se escuchó en la grada G. Alonso resistió el envite de la primera parada, pero no la segunda . Vettel exprimió ese giro extra y se lo llevó por delante. Cuando el asturiano salió del garaje ya tenía a Vettel y Hamilton por delante. Vuelta 18. Nada que hacer respecto a la victoria.

Vino después otro combate más real. Mark Webber y Jenson Button exigieron su porción del turrón. Iban más rápidos, sobre todo el McLaren, que se acerca a Red Bull a pasos agigantados según caen las citas del calendario. Webber se ofuscó con Alonso y Button recogió dividendos a su estilo . Siempre que hay dudas, confusas estrategias con los neumáticos y maratones de tranco largo, el inglés campeón del mundo pasa el rodillo y obtiene beneficios. Superó al español y al australiano en la misma vuelta (36) y se subió al podio cuando nadie contaba con él. Como siempre.

Vettel, sin errores

El desplome del Ferrari sorprendió sobremanera. A partir de la degradación de los neumáticos, Alonso se fue retrasando más y más a pesar de que lo intentó compensar con cuatro paradas en el garaje rojo. El desenlace respecto a él superó cualquier previsión negativa. Salió cuarto, escaló hasta la primera posición y terminó quinto, pero doblado por los líderes . Un vaivén de emociones y cambios en tan solo hora y media que lo dejó confundido. Llegó a la meta un minuto y treinta y ocho segundos después que Vettel, cuando lo había sometido durante dieciocho vueltas. El mundo al revés no pinta bien para el genial asturiano.

En el debate sobre el triunfo, Vettel no admitió a Hamilton. Todo le sale de cara al alemán y a su cuadrilla energética . No hay dudas de liderazgo, ni choques entre pilotos, problemas mecánicos o similares. Si el dueto Ferrari-Alonso no lo remedian, el Mundial se encamina hacia un mano a mano entre Sebastian Vettel y Lewis Hamilton con claro pronóstico teutón.

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