La Fiscalía asegura que Sortu es un proyecto «tutelado» por ETA

Sortu, el partido con el que la «izquierda abertzale» pretende concurrir a las elecciones del próximo 22 de mayo, no es fruto de la improvisación ni tampoco de la «voluntad espontánea» de sus promotores, sino que es fruto de un largo periodo de gestación que ha diseñado, elaborado y aprobado Batasuna para continuar en la vida pública. La Fiscalía no tiene ninguna duda de que Sortu es una sucesión de la formación ilegalizada y por este motivo presentó ayer ante el Tribunal Supremo la demanda en la que se opone a la inscripción de ese partido y que se acumula a la elaborada por la Abogacía del Estado.

El Ministerio Público aporta en su escrito hasta nueve indicios que demuestran esta sucesión y que se basan en los informes policiales. Los estatutos, la puesta en escena, los promotores, los discursos e incluso la postura del partido ante los atentados terroristas están milimétricamente medidos. «Se ha tratado meticulosamente» de satisfacer los requisitos exigidos por la ley de partidos para adecuar el partido a la legalidad, «pero sin asumir las exigencias materiales que comporta el libre juego de la democracia», dice la Fiscalía. «En realidad si el fraude de ley consiste en el cumplimiento de las exigencias establecidas por la norma pero sin ninguna intención de cumplirlas, se ha consumado tal acto fraudulento de modo pleno», señala en su escrito.

En este sentido, señala que cada uno de los términos que figuran en el capítulo preliminar de los estatutos «está inteligentemente seleccionado para transmitir un contenido ambivalente», como el «impulso del proceso democrático». «El problema es que este concepto constituye el objetivo primordial de ETA, es decir, es ETA la que tutela este concepto». Así, una de las referencias básicas que ha asumido el nuevo partido constituiría «uno de los pilares básicos, uno de los conceptos esenciales» de la banda terrorista.

«MC»En su escrito, de 168 folios, la Fiscalía alude al silencio del partido ante hechos acaecidos con posterioridad a la presentación de Sortu, como las detenciones de los miembros del «comando Otazua» de ETA (al que se atribuyen al menos dos asesinatos) o las acciones de «kale borroka» en Vitoria. «Únicamente quedaba a esta formación desvincularse de modo explícito, claro y rotundo de los actos de terrorismo, lo que no ha hecho», dice.

También, en sentido inverso, para el Ministerio Público resulta llamativo que ETA haya guardado silencio respecto al cuestionamiento de la violencia terrorista por parte de Sortu cuando la banda siempre ha adoptado una «actitud inequívoca frente a sus “disidentes”, zanjando incluso en ocasiones de modo sangriento, las muestras de discrepancia (...)». ETA «ha guardado absoluto silencio sin que haya mostrado de forma expresa reacción u oposición alguna ante la actitud adoptada por los dirigentes de Batasuna que hicieron la presentación de la nueva formación política» y que citaron expresamente —porque formaba parte del guión — su deseo de contribuir a la «definitiva y total desaparición de cualquier clase de violencia, en particular la de ETA».

Los vínculos de algunos de los promotores con ETA, el anuncio del «alto el fuego» un mes antes de la presentación de Sortu o la aparente ruptura con los iconos de Batasuna son otras de las cuestiones que aborda la Fiscalía en su demanda.