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Acuerdo para un gobierno de unión

Exteriores e Interior quedarían en manos de miembros del Ejecutivo de Ben Alí

Acuerdo para un gobierno de unión efe

FRANCISCO DE ANDRÉS

El primer ensayo de gobierno provisional de Túnez, para asegurar una transición pacífica podría producirse hoy. Los dos hombres que pilotan este experimento —el presidente en funciones Fuad Mebaza, y el primer ministro Ganuchi— pertenecen al partido político de Ben Alí. Los dos son moderados, veteranos, y nada sospechosos de los casos de corrupción que, en último término, han sido la causa de la ira popular tunecina.

Mebaza ha insistido en que el gabinete interino que debe conducir a las elecciones generales, a celebrar antes de que transcurran dos meses, «no tiene que excluir a nadie». Es un modo de hablar, porque de entrada los políticos de oposición más populares están aún en el exilio. Además, ayer trascendió que Ganuchi no contará con los tres partidos llamados «de decorado», creados de modo artificial para dar una apariencia de democracia. Así que el primer ministro contará, por supuesto, con el grupo que en su día apoyó a Ben Alí —la Asamblea Constitucional Democrática— y al menos otros tres partidos de oposición real.

Con este panorama, los tunecinos mantenían ayer un sano escepticismo a la espera de ver cómo queda el reparto de carteras, y qué rostros del antiguo régimen aún quedan a flote. Se espera que al menos tres líderes opositores tengan cartera en el nuevo gobierno. Los ministerios de Exteriores e Interior quedarían en manos de miembros del gobierno de Ben Alí. A la oposición irán las carteras de Desarrollo Regional, Educación y Salud. Además de la preparación de los comicios, el ejecutivo interino debe acometer reformas urgentes, como las relativas a las normas electorales, libertad de expresión y libertad de asociación. Por no hablar de los procesos judiciales contra antiguos altos cargos por casos de corrupción flagrante, muy difundidos en los últimos meses en la red.

Revolución sin rostro

A solo dos meses de las previstas elecciones, la oposición legal está inquieta por su carácter casi anónimo. La tunecina ha sido una revolución sin rostro la oposición —tras décadas sin asomar por los estudios de la televisión pública— es también una gran desconocida. El único partido que descuella es el Partido Democrático Progresista (PDP), de centro izquierda, dirigido por una mujer muy combativa, Maya Jribi.

Aún se discutía ayer si dar entrada a representantes de los islamistas moderados en el gobierno. Pese a la saña empleada por la dictadura contra algunos dirigentes extremistas, el islamismo radical no tiene presencia en Túnez. El carácter abierto de su pueblo, el nivel de educación y el papel logrado por la mujer, parecen blindarlo frente a esa tentación. No obstante el islam moderado tiene articulación política y aboga por un modelo similar al del partido islamista turco del primer ministro Erdogán.

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