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FÓRMULA 1

Los nombres de 2010

Alonso y Ferrari ya están pensando cómo restañar en 2011 el desastre de Abu Dhabi

JOSÉ CARLOS J. CARABIAS

Terminó el curso y, sin lamentos de por medio, Alonso y Ferrari ya están pensando cómo restañar en 2011 el desastre de Abu Dhabi. Tiempo de mirar al futuro a nivel organizativo y estratégico, aunque ya cerca del final de año, es hora de repasar los nombres que capitalizaron el 2010.

Sebastián Vettel. El campeón. El más joven de la historia, por delante de Hamilton y Alonso. Tiene agallas y todo el tiempo del mundo por delante. Suele hablar del orgullo en las ruedas de Prensa. No tiene mánager. Se fía de los contratos que firma con Helmut Marko en Red Bull. Es simpático cuando gana e insoportable cuando pierde.

Fernando Alonso. Ha encontrado la paz de espíritu en Ferrari. Le gusta todo de su equipo. Incluso perdiendo un título por un error de cálculo en su garaje, se calló la boca y no dijo ni mú. Tiene energía y ganas para seguir en la brecha mucho tiempo. No conoce otra forma de vida que competir en las carreras de coches.

Mark Webber. Decepción en Las Gaunas. Se vino abajo en el momento decisivo. Toda la fuerza que prometía, incluso en confrontación con su equipo, se diluyó con el título a la vista. Se ha rumoreado que Alguersuari podría tener alguna opción de ocupar su asiento en 2011. No lo veo.

Red Bull. El coche fantástico, ideado a partir del lápiz artesanal de Adrian Newey. Antes no eran más que un equipo que pugnaba por no ser el farolillo rojo y ahora son la referencia. Dinero, ideas, plan común, inversión, ingenieros, Newey, Vettel, tiempo, programa de pilotos... son algunas de las claves que explican su desarrollo.

Robert Kubica. En un Renault de mitad de tabla ha vuelto a comportarse como un gigante. Es, probablemente, uno de los tres mejores pilotos de la parrilla y está pidiendo un coche a la altura de su talento.

Michael Schumacher. El chasco del año. Mercedes levantó un proyecto en torno a él y el siete veces campeón, el tipo con más galones de la historia, ha fallado. Se puede argumentar su edad (41 años) o que se le ha pasado el arroz. Y tal vez el problema haya sido el coche.

Jaime Alguersuari. Se ha despojado ya de la L de novato y se le nota con más confianza, más hecho y con otra actitud al volante. En la F-1 no se puede pedir permiso ni llegar a aprender. Se cogen las cosas y se viene aprendido. Eso es lo que enseñan en el paddock.

Hispania. El proyecto español quiere españolizarse. Los Carabante pretenden una imagen ibérica sin perder un euro. Difícil coyuntura a la vista. Necesitan pilotos de pago, que aporten patrocinadores, y coches de nivel (veremos si se cierra definitivamente o no el acuerdo con Toyota). Si llega Pedro Martínez de la Rosa, el asunto puede empezar a funcionar.

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