Julie Gayet eclipsada por Scarlett Johansson y Roman Polanski en los César del cine francés

Scarlett Johansson fue la gran celebridad internacional de la última edición de los César, galardonada con un César de honor.

Román Polanski recibió el César al mejor director por su última película La Vénus à la Fourrure (La Venus de las pieles).

La gran triunfadora de la noche de gala del cine francés fue la película Les Garçons et Guillaume, À Table! (Guillaume y los chicos ¡a la mesa!), dirigida e interpretada por Guillaume Gallienne, un gran triunfo de público y crítica. Se trata de una película tierna, bella, sentimental y popular, de gran calidad artística. Gallienne también recibió el César al mejor actor . Se trata de la consagración un actor fuera de serie, miembro de la «troupe» de la Comédie Française.

Sandrine Kiberlain consiguió el César a la mejor actriz por su interpretación en 9 Mois Ferme, dirigida por Albert Dupontel, la película francesa más ácida de los últimos años, una comedia del más puro y eficaz humor negro.

En ese marco nacional e internacional, la compañera de François Hollande y la nuera de Nicolas Sarkozy fueron sencillamente invisibles.

Julie Gayet, compañera sentimental del presidente de la República, y Marisa Borini, madre de Carla Bruni, fueron derrotadas por una joven revelación, Adèle Haenel, que les arrebató el César de la mejor actriz de reparto en la XXXIX edición de la gran gala del cine francés.

A sus cuarenta y un años, con una filmografía, como actriz y productora, de más de treinta películas, Gayet nunca había sido nominada para recibir ningún César, el galardón con el que los profesionales del cine premian anualmente a sus colegas.

Tras la revelación de su historia de amor con François Hollande, Gayet fue inesperadamente nominada por su breve participación, como actriz de segundo plano en la última película de Bertrand Tavernier, Quai d'Osay. La nominación suscitó un largo rosario de comentarios malévolos.

Gayet comenzó anunciando que no asistiría a la ceremonia de los César, donde finalmente decidió estar presente, con cierta discreción.

Marisa Morini, intérprete de Un Château en Italie, dirigida por su hija Valeria, hermana de Carla, era la otra gran revelación artística, pasados los ochenta años. Tampoco ella pudo imponerse frente al brío de una joven revelación, Adèle Haenel, galardonada por su interpretación de Suzanne, la película de Katell Quillévéré.