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el oasis catalán

Agitprop

Ciertos discursos o cartas de la política nacionalista recuerdan a la «agitprop» de los revolucionarios soviéticos

miquel porta perales

No puedo remediarlo. El caso es que, cuando oigo o leo ciertos discursos o declaraciones o cartas, cuando contemplo algunas manifestaciones o marchas callejeras, cuando examino la crónica de determinados actos, cuando hago eso -me refiero a la política nacionalista catalana de cada día, desde hace un par de años-, no puedo evitar el recuerdo de la «agitprop» de los revolucionarios soviéticos. Quizá estoy exagerando, me dije la primera vez que la idea me vino a la cabeza.

Para disipar cualquier duda, perdí un par de horas releyendo algunos textos sobre el asunto. Resulta que el término surgió del Departamento para la Agitación y Propaganda, una de las instituciones fundamentales de los revolucionarios que decidieron asaltar el Palacio de Invierno para instaurar el reino de la libertad en la Tierra. Era, claro, la Rusia zarista de 1917. Para los teóricos del asunto, agitación y propaganda están íntimamente ligadas. La propaganda genera discurso (ideología, sentido, relato, neolengua, conceptos, consignas, lemas, eslóganes, signos, iconos, estribillos, canciones, imágenes, argumentos, contraargumentos, réplicas, dúplicas, documentales, libros, teatro, cine , adversarios, enemigos, descalificaciones, emociones, sentimientos) para persuadir a los individuos y colectivos que han de protagonizar -la relación es de carácter vertical- la agitación entendida como movimiento de masas a favor de la causa. Dato: en sus inicios, la «agitprop» constituyó sucursales en diversas ciudades y organizó giras de divulgación, formación y captación por el territorio. No consta que proyectara cadenas humanas. Una frase de Georgi Plejánov -padre del invento- resume lo dicho: «El propagandista comunica muchas ideas a una o varias personas, mientras que el agitador comunica una sola idea, o un pequeño número de ideas, a toda una multitud». Con esta cita de Georgi Plejánov -a quien sus camaradas tildaban de retórico, altisonante y exaltado- terminó mi lectura. No sé qué pensaran ustedes del asunto.

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