Se va Gandhi, vuelve Mas

ES ya un tópico el cambio integral que sufren las personas a su vuelta de un viaje a la India. De manual: es ir al India y volver siendo otro. Hasta los Beatles en bloque, que a su regreso de allí se hicieron con la franquicia de una marca de saris. Pero ése es un riesgo que no estaba dispuesto a correr el mandatario catalán y lo atajó con su genialidad habitual.

Artur Mas ya se fue a la India siendo otro, o el espíritu de otro, el de Gandhi, con lo que es probable que en la inevitable mudanza de la vuelta retome su ser habitual, el de Artur Mas, el hombre que se reunió con el gobernador de Maharastra. Si en algo demuestra sus grandes capacidades de estadista Artur Mas es en el modo de equiparse para los viajes: de Martin Luther King a los Estados Unidos, de Ben Gurion a Israel, de Gandhi a la India..., como Zelig y su negror de corcho quemado cuando se ponía al lado de unos músicos de jazz. A Mas lo acabamos de ver con un collar de guirnaldas naranjas y un punto rojo en la frente. Pero, en fin, lo importante es que Artur Mas es lampedusiano y prefiere cambiar antes para que todo, a su vuelta, siga igual.

Y así es, sigue igual: ya sólo queda en el paisaje del catalanismo atar los pequeños detalles de cuál y cuándo será la pregunta que ansían responder todos y cada uno de los ciudadanos, y sin la que ya no se entiende el año 2014..., o 15..., o 16. Son pequeños detalles que se resolverán con absoluto consenso entre las diversos partidos, fuerzas y tendencias que están ya de acuerdo en lo esencial, que ya lo dijo Einstein: lo importante es no dejar de hacerse preguntas. Hagámonos preguntas sobre la pregunta: ¿usted se quiere ir?..., ¿usted quiere que se vayan?..., ¿quiere una Cataluña sin vínculo con España ni, tal parece, con la Unión Europea?..., ¿quiere devolver su pasaporte?..., ¿quiere tener o trabajar para una empresa catalana pero no española?..., ¿se ha acostumbrado a los euros?... El escocés Alex Salmond ya tiene su plan: no quiere a Inglaterra, pero sí su moneda, su Banco, su Reina, la UE, la OTAN y hasta la BBC. Para su vuelta al mundo «real», Artur Mas debería apelar al Zelig que lleva dentro y reaparecer con el bigote y el puro de Groucho Marx.