tribuna abierta
Einstein, Chaplin y el PSC
La principal patología estructural de los socialistas catalanes es la desconexión empática con la sociedad catalana
MÁS allá de la constatación gráfica que certifica la reunión de dos de los genios más importantes del siglo pasado, Charles Chaplin y Albert Einstein, uno del humor y el cine , el otro de la ciencia, la no existencia de material de audio podrían aguarme la fiesta teórica.
En el año 1931 y dado el interés del director de invitar al estreno de «City of Lights» (Luces de la ciudad) al científico y a su esposa Elsa, ambos genios juntaron sus inteligencias en la cena del evento. Cuenta la leyenda que entablaron una conversación y en un momento de la misma el físico alabó al artista en unos términos más o menos como estos: «Lo que he admirado siempre de usted es que su arte, su lenguaje, es universal; todo el mundo le comprende y le admira».
A lo que el eterno vagabundo cinematográfico respondió: «Lo suyo es mucho más digno de respeto: todo el mundo lo admira y prácticamente nadie lo comprende». Sírveme la anécdocta para señalar la que a mi entender constituye la principal patología estructural de los socialistas catalanes: la sorprendente desconexión comunicativa y empática con una sociedad catalana que parece haber llegado a la conclusión que ya no merece la pena esforzarse en entender un lenguaje, que sin pretender ser universal, ya no alcanza ni siquiera lo local. Ni los admiran, según las encuestas y los últimos resultados electorales, ni los entienden.
Todo sea dicho, no descarto la teoría del ruido. Curiosamente, en este aspecto mas endogámico, si que algunos parecen dominar la teoría de la comunicación. La teoría que señala como culpable de la ineficacia comunicativa toda señal no deseada que se mezcla con la que se quiere transmitir.
Pero también en este aspecto habríamos de matizar poniendo sobre la mesa un ineludible concepto muy ligado al ruido: la disparidad, la pluralidad, es decir, la banda de frecuencias. Porque la banda es ancha. A mi entender no significan lo mismo unas perturbaciones que otras. Las que provocan eco me preocupan. Son las que provienen del pasado, las lecciones a distancia y que una vez emitidas siguen llegando con retardo , resistiéndose al apagón e impidiendo, en acto poco generoso, la producción de nuevas, frescas y necesarias emisiones para un proyecto de futuro.
Como me preocupan las frecuencias que provienen de la supresión indiscriminada del ruido y del eco. Las destinadas a reducir la banda. A apagar toda señal discordante . Aquellas que, como diría Sabina, provocan aún más ruido : «Y con tanto ruido, no se oyó el ruido del mar».
Así es imposible construir un lenguaje universal y admirado como el del socialismo democrático. Unos arrollando minorías, otros resistiéndose a las mayorías. Unos invitando a salir, otros no dejando entrar. Yo particularmente estoy por el lenguaje universal del pacto, de la confluencia de banda ancha. También en la discrepancia. Y después que la gente decida si nos entiende. Son los que tienen derecho a decidir.
Jordi del Rio es periodista.
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