La cosa

La cosa -el llamado proceso de transición nacional catalana- tiene su miga. CiU y ERC -después de dar la vara con el documento unitario elaborado por Joan Rigol sobre el denominado derecho a decidir: con su firma, la sociedad política y civil catalana mostraría unidad ante el proceso- se han saltado el guión solicitando al Congreso que autorice el referéndum.

El documento de Joan Rigol busca la negociación con el Estado y CiU y ERC plantean un ultimátum al Estado al exigir una respuesta rápida a la petición: tres meses. ¿Qué ocurre? Seamos claros: CiU y ERC -con el concurso de los monaguillos ICV y la CUP- buscan que el Congreso diga «no». Eso quieren y eso conseguirán. A partir de ahí, una nueva ola de victimismo. Y después, ¿qué? Como no han hecho caso a la justa petición del pueblo de Cataluña -afirmarán-, Artur Mas intentará convocar un referéndum por su cuenta que el Estado recurrirá ante el Tribunal Constitucional.

Seamos claros: el referéndum se convocará para que el Estado diga, otra vez, «no». O lo que es lo mismo: más victimismo. Y, como España no nos quiere -con lo que nosotros la queremos a ella: qué desagradecido es el Estado español, afirmarán-, probablemente se plantearán unas elecciones autonómicas plebiscitarias (¡?). ¿El objeto de todo ello? Buscar un conflicto de legitimidades y a ver qué pasa. Si bien se mira, el grado omega de la irresponsabilidad y el despropósito. Una huida hacia delante que no conduce a ninguna parte. O que conduce al precipicio.

En este asunto, hay damnificados. ¿Qué hará Joan Rigol con un documento que le costó sudores redactar y consensuar? Al archivo personal. ¿Qué pensarán aquellas instituciones de la sociedad civil que dieron el «sí» al documento, porque no se atrevieron a dar el «no»? Nos han utilizado o nos hemos dejado utilizar para nada, rumiarán. ¿El PSC que apoyó el documento? Basta de hacer el «ruc» -el almuerzo entre Navarro y Duran, ¿aclarará algo?-, concluirán muchos dirigentes, militantes y simpatizantes.