«Norma» reina en el festival de Peralada
La cita se anotó un triunfo con el montaje capitaneado por Sondra Radvanovsky
pablo meléndez-haddad
La segunda de las tres óperas escenificadas programadas en esta edición del Festival Castell de Peralada, la siempre bien recibida «Norma», de Vincenzo Bellini, se convirtió la noche del martes en todo un evento artístico y social, ya que el espectáculo, ... que agotó localidades, contó con espectadores de lujo, como el president de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas; la presidenta de la Fundación Isaac Albéniz, Paloma O’Shea; o la nadadora Ona Carbonell, además de empresarios, políticos y artistas. Todos ellos acudían a la llamada de la sacerdotisa druida que invocó a la luna del Ampurdán mediante al arte de la cantante norteamericana Sondra Radvanovsky: fue su gran noche, apoyada por un reparto de excepción y envuelta en una producción muy acertada.
La soprano de Illinois es una cantante en plenitud de facultades, dueña de un vozarrón que sabe mensurar, equilibrar, colorear y matizar: su «Casta diva» fue antológica, al igual que sus intervenciones en los dúos y demás escenas de conjunto, siempre destacando por su sabiduría en el uso de los reguladores, en la aplicación de la coloratura -que no le es nada fácil-, en hacer música con mayúsculas. En esta su tercera comparecencia ante el público de Peralada, su talento se robó el protagonismo de una versión muy bien llevada desde el podio por el aquí debutante Carlo Montanaro, quien se aplicó en «tempi» atractivos y bien marcados ya desde la sinfonía, preocupándose por conjuntar adecuadamente, cuidar de las voces, darle caña al efectivo Cor de Cambra del Palau y dotar de adecuada tensión dramática a esta obra maestra del «bel canto».
José Bros debutaba como Pollione y nuevamente impuso su marca de la casa: un fraseo que es una pura delicia, elegancia e intención dramática, auque pasó apuros en los agudos, abiertos y no siempre bien controlados. La Adalgisa de Marina Prudenskaya fue correcta y tampoco pudo con los agudos del papel, a lo que sumó una dicción ininteligible. Completó el reparto el experimentado Oroveso de Carlo Colombara e impecables tanto el Flavio de Jon Plazaola como la Clotilde de Mireia Pintó.
La funcional y minimalista producción, proveniente de la Ópera de Oviedo -sustentada sobre todo en un brillante juego luminotécnico de Alfonso Malanda- y que firmaba Susana Gómez, no cuida mucho las voces al no contar con escenografía volumétrica, pero la dirección de actores lo solventó al marcar adecuadamente los movimientos de los solistas consiguiendo que las voces corrieran sin problemas en este escenario al aire libre y por encima del foso, esta vez ocupado por una OBC atenta y muy flexible.
La función estuvo dedicada a la memoria del recientemente fallecido Francesc Fontanals, primer director técnico del Festival y responsable del Auditori Parc del Castell, sede principal del evento.
«Norma» reina en el festival de Peralada
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