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LLUVIA ÁCIDA

El rey del juego

Un síntoma del nivel de Pablo Iglesias es que crea que nuestro mundo se explica a través de una serie entretenida

David Gistau

La distracción. En eso consiste el truco de magia. Desviar la atención hacia la anécdota para que no se vislumbre la categoría. Pablo Iglesias hizo en el Parlamento europeo un truco de distracción y logró que todos los comentaristas se dedicaran ayer a hablar de « ... Juego de tronos». Cuando la categoría era otra: el ansia casi suplicante de Iglesias de pertenecer a la casta, de hacerse fotografiar junto a la casta, con apenas algunas particularidades indumentarias. En definitiva, de establecer un primer contacto, preparatorio de toda una vida de despachos rutinarios, quién sabe si alguna vez en Marivent y en guayabera, con el heredero biológico y político del autor de la engañifa lampedusiana que hasta hace bien poco él veía en el régimen del 78 que era necesario liquidar. Pablo Iglesias no va a quedarse en la intemperie, como los que hablan de república y por creérselo se pierden el apretón de manos y el vino español posterior, suponiendo que lo hubiera. Pablo Iglesias pasa por el besamanos como cualquier otro actor del sistema, y a lo mejor hasta termina colocando la fotografía dedicada encima del piano.

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