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«Solo deseo encontrarme con mi padre Mandela antes de que muera»

Onicca Nyembezi Mothoa, de 66 años, lleva tratando de conocer desde hace una década al que asegura es su progenitor: Nelson Mandela

«Solo deseo encontrarme con mi padre Mandela antes de que muera» jaime velázquez

jaime velázquez

Onicca Nyembezi Mothoa, de 66 años, lleva más de una década tratando de conocer al que asegura que es su padre, el expresidente de Sudáfrica, Nelson Mandela. Asegura que no quiere dinero, solo su apellido.

«Solo deseo encontrarme con mi padre antes de que muera», asegura Nyembezi desde el salón de su casa. Sentada en un sillón, cubierta con una manta, su parecido con el líder antiapartheid es realmente extraordinario. «No quiero su dinero, aunque me corresponde por derecho; solo quiero mi apellido, que el mundo sepa que soy la hija de Mandela. Pero su familia me rechaza porque son avariciosos, solo piensan en su herencia».

Nyembezi Mothoa nació el 4 de mayo de 1947. Su madre Sophie Masango era empleada de hogar. Conoció a Mandela en Atteridgville, el primer «township» creado en Pretoria, cuando tenía 19 años. Mandela entonces era un joven que comenzaba su carrera política en las Juventudes del Congreso Nacional Africano.

El Centro de la Memoria de Nelson Mandela asegura no tener constancia de que el activista antiapartheid residiera en algún momento en Pretoria; si bien, Mandela no contó con una residencia estable hasta finales de 1947 en Johannesburgo, y solía alojarse en casa de sus camaradas.

Éxito entre las mujeres

Uno de ellos, William Nkomo, residía en Atteridgeville, uno de los principales focos del incipiente movimiento de liberación del Congreso Nacional Africano en Pretoria, a donde Mandela acudió en al menos dos ocasiones, según recuerda en su biografía el sindicalista Moreleba Mokgatle .

Pese a estar ya casado con su primera esposa, Evelyn Mase, el joven estudiante de derecho apenas alternaba con su mujer , y se cuenta que gozaba de un gran éxito con las mujeres.

«Mandela viajaba mucho por la región para asistir a reuniones políticas y es muy posible que tuviera aventuras e hijos fuera del matrimonio, por ejemplo, con su secretaria, con la que yo creo que tuvo un hijo», asegura David James Smith, autor del libro «El joven Mandela».

El amante de la madre de Nyembezi dejó Pretoria sin saber que estaba embarazada, y la familia de Sophie Masango ocultó la identidad del padre de la pequeña. «En aquella época, el nombre de Mandela estaba prohibido; te detendrían si supieran que tenías algo que ver con él» , recuerda el hermano de Sophie, Zando Solomon Masango, que tenía 21 años cuando se produjo el romance.

Fue la propia Nyembezi quien descubrió una fotografía de Mandela en una maleta de su madre cuando tenía 11 años. Era el retrato de un hombre sentado en una butaca, con traje de rayas de doble pechera, y la característica raya en el pelo del joven Nelson.

«Nyembezi me enseñó la fotografía; el hombre se parecía mucho a Mandela; se la enseñé a Sophie y ella me confirmó que era el hombre que la dejó embarazada», asegura Zando Masango.

La familia mantuvo en secreto el nombre del padre de Nyembezi , que solo conoció la identidad de su progenitor en 1990, cuando en televisión vio fotografías de juventud de Nelson Mandela, recién salido de la cárcel tras 27 años de prisión.

«Eres mi hija»

«Intenté contactarle en aquel momento, pero no sabía a donde acudir, ¿como puedes localizar al presidente?», lamenta Nyembezi.

Años más tarde, en 2003, acudió a la fundación para exponer su caso. Le dijeron que escribiera una carta, a la que nunca obtuvo contestación.

En 2009 la hija ilegítima de Nelson Mandela vio las imágenes de su residencia de retiro en Qunu (Cabo Oriental). «Decidí ir a verle en persona. Pensé, si es cierto, me reconocerá, si no, entonces sabré la verdad».

Nyembezi se ha encontrado con el muro de su familia legítima y la inexpugnable defensa de su fundación, el Centro de la Memoria de Nelson Mandela , en todos y cada uno de sus intentos.

Ha visitado Qunu en seis ocasiones, se ha ofrecido a hacer un test de ADN, y ha tratado en vano en obtener un abogado que se enfrente a la poderosa familia Mandela.

Nyembezi a firma que vió a su supuesto padre, Nelson, en una ocasión, cuando un guardia de seguridad aceptó dejarla entrar durante unos minutos en la residencia de Qunu.

«Estaba solo en casa. Su mujer Graça y sus hijas estaban fuera. Cuando me vio me confundió con mi madre. Le dije que era la hija de Sophie. Él respondió ‘Sophie, la chica del campo’. Así es como él llamaba a mi madre ».

El anciano mandatario le pidió que se acercara. «Me miró las manos, y me pidió que me descalzara para ver mis pies. Dijo ‘es cierto, eres mi hija, ¿qué puedo hacer por ti?’ Entonces el guardia pidió que me fuera y me pusiera en contacto con el asistente personal, ya que había entrado en la casa sin permiso de la familia».

Una decena de reclamaciones

A punto de perder la esperanza, Nyembezi Mothoa se plantea presentarse en el funeral del exjefe de Estado en Qunu, como última alternativa ante el silencio de la familia. «Contactaré con el rey (de la tribu Thembu, a la que pertenece Mandela) para lograr acceso. Iré al entierro para que todos las televisiones del mundo me vean y juzguen por sí mismos ».

La paternidad de Nelson Mandela ha sido reclamada por numerosas personas durante años, que ven el en expresidente de Sudáfrica no solo un ilustre apellido, sino una copiosa herencia .

El Centro de la Memoria de Nelson Mandela ha estudiado al menos diez reclamaciones . «Hay gente que tiene un gran parecido físico con él; pero solo dos casos parecían creíbles», explica Verne Harris, director de la institución, que se niega a revelar la identidad de los casos debido a que se trata de «un asunto privado».

La familia Mandela, que en los últimos meses ha comenzado a disputarse el legado de su progenitor , no quiere saber nada de las demandas de paternidad del premio Nobel de la Paz.

«No quiero comentar sobre gente que de repente dicen ahora ser hijos de mi abuelo. Yo solo puedo hablar de mi mismo, el hijo mayor del hijo mayor de Nelson Mandela», se limita a decir su nieto Mandla Mandela, cabeza de familia del clan Mandela.

Nyembezi pierde su mirada, pensando en el momento en que conozca a su padre o al menos recupere su apellido en una ceremonia familiar, como manda su cultura. «Es una desgracia para todos, sin esa ceremonia, estamos malditos» , lamenta

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