Hizquierda hestudiante
«La Derecha ha declarado la guerra ha nuestro futuro». Con faltas de ortografía como esa, la guerra me parece poco. La señorita Miriam Municio, secretaria general del Sindicato de Estudiantes, la cosa que ha redactado lo de la guerra «ha» su futuro, ha dicho que es un típico error por culpa de las prisas, y que resulta lamentable que fijemos la atención en este tipo de cuestiones. En su soledad sonora -su verborrea es imparable-, la señorita Municio se reconocerá a sí misma que un sindicato de estudiantes que convoca una huelga o una fiesta vándala con una agresión a la ortografía tiene que dedicarse a otra cosa. Por ejemplo, a asaltar la Universidad de Sevilla con hachas, barras de hierro -aquí, en hachas y hierro, la «h» es correcta- y extintores de fuego -en extintores no hay «h», señorita Municio, por prisa que se tenga-, para alcanzar con violencia el lugar donde se celebraba la Junta de Gobierno. Puertas del siglo XVIII fueron destrozadas por los salvajes. Su comandante en jefe, un tal Adán Valenzuela, justificó los destrozos. ¿Qué son unas puertas del siglo XVIII comparadas con los anhelos «democráticos» de cincuenta estudiantes? Así, que mientras la señorita Municio corregía el folleto sin encontrar la falta, los profanadores del claustro sevillano le negaban al Parlamento la capacidad de legislar. Todo muy culto y muy formativo, por no decir ejemplar.
El problema es la reválida, que los estudiantes consideran franquista. Los hay muy tontos. Bueno, lo de franquista es la excusa. El problema es que los más zotes no quieren reválida, ni controles, ni Selectividad, ni exámenes, ni otras vainas. No quieren ni estudiar ortografía. En mis tiempos de parvulitos, al niño que precedía con una «h» la preposición «a» se le castigaba a escribir cien veces una frase en la pizarra, y después era suspendido. En el pasquín de la burrada, los estudiantes del sindicato de la señorita Municio denuncian que no van a permitir menos derechos democráticos para los estudiantes. En vista de que los derechos democráticos de los estudiantes se interpretan de forma tan peculiar como en la Universidad de Sevilla, uno cree conveniente que habrá que explicar a la señorita Municio y su gente lo que es un derecho y el significado de democrático. Porque los demócratas votan para elegir a sus representantes en el Parlamento, y los parlamentarios elegidos por el pueblo tienen la función de legislar, función que les niegan los estudiantes sindicalistas de la señorita Municio y los educados invasores de la Universidad de Sevilla, que derriban y machacan puertas del siglo XVIII en nombre de la democracia.
Lo que sorprende es el silencio del principal partido de la oposición, que aprovecha cualquier despojo para aumentar su mochila de despropósitos. El resumen, y de la LOGSE viene, es que los estudiantes españoles ocupan el segundo lugar de Europa en fracaso escolar, sólo vencidos por los estudiantes griegos. «Es de risa que con más exámenes y con una enseñanza más memorística va a aumentar el interés de los estudiantes», ha dicho la portavoz del cultivado sindicato de la señorita Municio. Pues no es de risa, preciosa. Con más exámenes aumenta el interés del alumno en aprobar las asignaturas, y quedan a merced del fracaso los más vagos, entre los que me incluyo, como ha sucedido siempre. Con más exámenes de ortografía en los institutos y colegios públicos y privados, los universitarios no harían el ridículo que acaban de protagonizar los del Sindicato de Estudiantes, por prisas que tengan cuando redactan sus folletos convocantes. Lo mínimo que se le exige a un universitario es que sepa hablar y escribir correctamente, y para ello, además de estudiar, hay que leer en lugar de mutilar puertas y considerar «ha» la Derecha culpable de sus ignorancias.
A los universitarios que cometían dos faltas de ortografía en los exámenes se les aplicaba el favor del suspenso. Siguiendo la misma regla, debe ser suspendida la convocatoria de huelga del Sindicato de Estudiantes, por más que le duela a la señorita Municio. Con un batacazo ortográfico como el de marras, a esa huelga sólo tienen derecho de acudir los asnos, escrito sea con el máximo respeto por los parientes de «Platero».
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