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El charco de Zapatero

Es más que probable que en las últimas horas el presidente del Gobierno haya

Es más que probable que en las últimas horas el presidente del Gobierno haya recordado con nostalgia el día en que José Montilla y Miguel Sebastián le convencieron para que apoyase a Gas Natural en su proyecto de hacerse con Endesa. Zapatero se metió en el charco de la opa como si no tuviera nada más importante que hacer, con la misma superficialidad con que acomete todos sus retos. Su gran aportación a la batalla energética que vive España desde hace más de un año ha sido uno de esos geniales conceptos binarios que tanto le agradan. El Gobierno apostaba por los «campeones nacionales», lo mismo que antes lo había hecho por la «memoria histórica», la «alianza de civilizaciones» o la «derecha extrema». Dos ideas envueltas en celofán.

La sorprendente implicación del Ejecutivo a favor de la oferta de Gas Natural ha hecho que el fracaso de esta última sea también suyo, y, sobre todo, de José Montilla. El ahora presidente de la Generalitat se apunta, además, a la teoría de la conspiración geopolítica. Las fuerzas del mal se han confabulado en contra de Cataluña entera. Seguramente los accionistas de Endesa -especialmente los catalanes- no comparten esta apreciación.

También se equivoca el Partido Popular cuando dice que el PSOE es el responsable de que Endesa termine en manos alemanas. No es cierto. En realidad la culpa la tiene la libertad de mercado y de movimiento de capitales. Nuestra pertenencia a Europa -de la que tanto nos hemos aprovechado en los últimos 20 años- nos obliga a respetar las reglas de un juego en el que las empresas que cotizan en Bolsa están expuestas a ser compradas incluso sin el permiso de sus gestores ni de los políticos de turno. Éstos, recordemos, hoy están pero mañana ya no. Afortunadamente.

En el mundo de la empresa es todo mucho más prosaico. Gas Natural se acercó al Gobierno pensando que su bendición le ahorraría dinero. Si ahora ha decidido renunciar a la puja por Endesa es también una cuestión de «pasta». Ni más ni menos. Igualar la oferta de la alemana E.ON le salía demasiado caro.

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