Las cuatro «aldeas galas» populares

En estas regiones ya han iniciado los primeros acercamientos, con desigual fortuna. De momento, son poco más que contactos telefónicos -como en los casos de La Rioja o Madrid- o primeras actuaciones encaminadas a crear comisiones que definan la estrategia para los diferentes acuerdos.

En el PP lo tienen claro: la semana que viene reúnen a representantes populares de todas las provincias para fijar criterios en este sentido. El objetivo es formar cuantos más gobiernos estables, mejor, con colaboración de distintas fuerzas políticas y siempre ateniéndose al principio de fomentar políticas que respeten el control de las cuentas públicas - «reducir el déficit de ayuntamientos y comunidades, que es lo que nos ha dado credibilidad», explicó Rajoy el lunes- y fomenten la creación de empleo.

El escenario es duro: la necesidad de llegar a pactos de gobierno o de investidura es un escenario al que el PP ya no estaba acostumbrado, tras su aplastante victoria en las municipales y autonómicas de 2011. Los primeros tanteos sobre acuerdos no están resultando muy positivos: en Murcia, el candidato a presidir la región, el popular Pedro Antonio Sánchez, avisaba ayer de que no descartaba incluso terminar en otras elecciones «si no hay altura de miras», algo que espera que no llegue a suceder.

El objetivo prioritario de los populares ahora está en esos pactos. Siempre con la vista puesta en las elecciones generales que, previsiblemente, se celebrarán a finales de año. Existe confianza entre la dirección del PP de que se pueda «parar el golpe» para entonces, aunque entre la militancia y los cargos medios la inquietud es mucha. Todos esperaban malos resultados, pero lo que ha desestabilizado es la dimensión de la caída de votos y el desafecto que refleja.

A la hora de pactar, el camino no parece fácil. Los acuerdos deben realizarse con formaciones nuevas, con las que no ha habido contactos previos en situaciones similares, y muy cerradas en su postura de salida. Así, Ciudadanos se está limitando, en sus encuentros con dirigentes populares, a dejarles una lista con sus condiciones mínimas para sentarse a negociar.

Los análisis que, nada más conocerse los resultados electorales, planteaban hipotéticos gobiernos PP-C’s obedecen a las «antiguas formas» de hacer política, que no siempre coinciden, para desconcierto de los populares, con este nuevo tiempo.

I. Jimeno/Valladolid

El candidato en los carteles del PP a revalidar la Presidencia de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, sigue sin aclarar si finalmente será quien se presente a la sesión de investidura que debe celebrarse antes de finales de junio. La reunión ayer con los dirigentes provinciales y la cúpula del partido no sirvió para dilucidar las numerosas dudas abiertas después de que él mismo plantease la posibilidad de no hacerlo. «No podéis decir que voy a ser el candidato», advirtió a los suyos, a quienes dejó claro que «no descarto nada, pero tengo derecho a pensar en mí mismo».

La falta de un procurador para la mayoría absoluta (empatado a 42 escaños con los otros cinco partido que entrarán en la Cámara) está en buena parte detrás de esas dudas, por las que ahora el PP abre un periodo de negociación con otros partidos en el que su único objetivo es lograr la «estabilidad» para la gobernabilidad tanto en las Cortes como en los ayuntamientos.

A sólo un escaño de la mayoría absoluta, Pedro Antonio Sánchez tendrá que pelear por conseguir el apoyo de Ciudadanos y evitar de paso un tripartito -C’s, PSOE, Podemos- que le desbanque. De momento, y a falta de iniciar contactos formales, no descarta absolutamente nada. Pero advierte también que «si no hay altura de miras y no se garantiza la gobernabilidad, habrá que ir a elecciones» que «creo que no es lo que la sociedad pide de nosotros». Este sábado celebra la junta directiva regional en la que analizarán los resultados. Y en ella se nombrará a una comisión que defina la estrategia para los futuros pactos. Cualquier medida que se adopte, recuerda, será «bajo el paraguas de la direccón nacional». Dice que no va a dedicar «ni un segundo» a hablar de «reparto de sillones». Su campaña fue fresca y original: quiso hacerle un «lifting» a un partido muy necesitado de sacudirse tópicos. Ahora le llega el momento de traducir esa renovación en sus políticas.

Sonia Barrado/Logroño

Después de veinte años en el Gobierno con un liderazgo absoluto, el presidente de La Rioja, el popular Pedro Sanz, se encuentra en una tesitura inimaginable hasta hace poco en la que va a tener que negociar para amarrar el Gobierno. En un Parlamento repartido entre el PSOE y Podemos, el único interlocutor válido para el PP es la otra fuerza que ha conseguido representación tras las elecciones del domingo: Ciudadanos.

Y, según afirmó ayer el líder de los populares, van a hablar «con Ciudadanos, nada más». «Nos hemos citado para dentro de unos días; parece que hay voluntad de facilitar un gobierno del PP, a falta de concretar las condiciones», señaló Sanz.

En La Rioja se ve inviable que se extienda la estrategia planteada por Esperanza Aguirre en Madrid de aliarse con el PSOE, porque los dos grandes partidos mantienen en la Comunidad riojana diferencias insalvables; y con Podemos se está en las antípodas ideológicas.

El lunes es el día en que Cristina Cifuentes inicia sus contactos con los otros partidos con representación en la Comunidad de Madrid, con vistas a formar gobierno. Un acuerdo con Ciudadanos sería suficiente para obtener la mayoría absoluta.

Cifuentes mantuvo este miércoles conversaciones telefónicas con los líderes de la formación de Rivera y de Podemos, Ignacio Aguado y José Manuel López. Acordó con ellos ese encuentro del lunes, al que llega sin «ninguna idea preconcebida: no hay plan». Su intención es «escuchar a todos», con espíritu «abierto» y «sin condiciones previas». Con quien más posibilidades se tiene de negociar, a priori, es con Ciudadanos, por afinidad ideológica evidente. También tiene previsto Cifuentes entrevistarse con el candidato socialista, Ángel Gabilondo, aunque aún no ha podido fijarse una fecha para el encuentro. No parece probable un pacto contra el PP entre las otras tres formaciones, que dejara a la presidenta fuera del gobierno regional.