La Barceloneta declara la guerra al turismo de borrachera y excesos
Protestan por el jaleo nocturno y la proliferación de pisos turísticos ilegales

Ruido, suciedad e incivismo. Los vecinos del barrio barcelonés sufren estos días la peor faceta del masivo turismo que se registra en Barcelona, el de borrachera. La concentración de apartamentos ilegales a bajo precio donde se hacinan jóvenes de visita en la ciudad, unida a la proximidad de la playa, escenario de fiestas nocturnas hasta altas horas de la madrugada, han puesto a los vecinos de esta zona en pie de guerra .
Por ello, un centenar de personas del barrio se manifestaron el martes por la noche en protesta por los pisos turísticos irregulares y las conductas incívicas de los turistas. La manifestación comenzó a las 23.30 horas en la confluencia de las calles Almirall Cervera con Sant Miquel, y en ella los vecinos lanzaron gritos contra el turismo de borrachera y reclamaron su derecho a poder dormir. Denuncian que algunos extrajeros hacen botellón, orinan en la vía pública o se desnudan en plena calle. Los afectados aseguran que hay numerosos pisos turísticos en situación irregular, donde se reiteran las conductas incívicas, y piden más control ya que en las noches de verano les es imposible descansar debido a los ruidos.
El Ayuntamiento de Barcelona, por su parte, asegura que ha aumentado en los últimos días la presencia policial en la Barceloneta y recuerda que ultima su plan de ordenación de estos apartamentos en toda la ciudad. El consistorio admite que es «consciente de los problemas de convivencia que pueden generar las viviendas de usos turísticos, pero sostiene que está actuando «de manera contundente y proactiva» para evitarlos. La concejal de Ciutat Vella, Mercè Homs, tiene previsto reunirse con los vecinos a principios de septiembre.
El Ayuntamiento destaca que está elaborando un plan de ordenación para los pisos turísticos para determinar las condiciones en las que se podrá desarrollar la actividad, favoreciendo la concentración de los pisos en edificios enteros y limitando los individuales.
En Ciutat Vella hay 604 pisos turísticos legalizados y las licencias están congeladas por el Plan de Usos, que las obliga a agruparse en edificios enteros; el 15 de julio había 38 edificios con licencia aglutinando 133 pisos.
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