El Tribunal Supremo envía a Carlos Fabra a prisión

Los magistrados aprecian la atenuante de dilaciones indebidas porque Fabra se sentó el pasado octubre en el banquillo de los acusados tras una instrucción que se prolongó diez años y pasó por las manos de hasta nueve jueces distintos. Finalmente, fue condenado en noviembre de 2013 a cuatro años de cárcel por cuatro delitos contra la Hacienda Pública, al pago de una multa de 693.074,33 euros y a indemnizar al fisco con la misma cantidad.

Según la sentencia recurrida, en cinco años (1999-2004) Fabra y su mujer registraron en acumularon en sus cuentas ingresos no justificados por valor superior a 3,2 millones de euros, con una cuota defraudada a Hacienda de un millón de euros. Fabra mantuvo que no posee el dinero para hacer frente a las sanciones económicas que recoge la sentencia.

A finales de 2010 la Audiencia Provincial de Castellón denegó que Fabra fuera juzgado por un tribunal y acordó sobreseer la causa contra él y su mujer por cuatro de los cinco delitos fiscales cometidos entre 2000 y 2003, por entender que habían prescrito. No obstante, en diciembre de 2011 el Tribunal Supremo revocó la decisión de la Audiencia Provincial y ordenó reabrir la causa al considerar que no habían prescrito los delitos.