Las primarias de noviembre, en el aire

Pedro Sánchez no lo verbaliza, pero detrás de su frase «honestamente, haré lo que más convenga a nuestros candidatos a las presidencias de comunidad y a las alcaldías», hay muchas horas de conversación con barones y alcaldes del partido. El proceso para elegir secretario general con la fórmula «un militante/un voto» despierta recelos en algunos territorios, donde creen que abre incógnitas sobre la gobernación orgánica del PSOE. No obstante, lo han aceptado con resignación, una vez que Rubalcaba lo aprobó , porque nadie quería arrastrar ante los afiliados de cada federación una imagen de veto a su participación.

Pero una cosa es eso, y otra volver al día siguiente del congreso extraordinario a otra competición, de nuevo con Sánchez, Madina y, eventualmente, con Carme Chacón, para elegir cartel a La Moncloa. A algunos barones les parece directamente el «suicidio» del PSOE. Argumentan que cuando el Comité Federal fijó el 18 de enero primarias para el 30 de noviembre, no estaba en la agenda el congreso extraordinario. Lo mismo que dice Sánchez a ABC cuando señala que él no es miembro ni de la actual Ejecutiva ni del Comité Federal y «le ha venido dado» ese calendario; es decir, que no se siente vinculado personalmente, como sí lo está su adversario.

Además, explican las fuentes consultadas por este periódico, en septiembre se celebrarán las primarias para elegir candidatos autonómicos en varias comunidades y en todos los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes, como fijó el Comité Federal en enero, y una nueva confrontación nacional «distorsionaría» los mismos porque los aspirantes intentarían alinearse con los candidatos a La Moncloa.

Por todas esas razones, casi ninguno de los secretarios de federación que apoyan discretamente a Sánchez -básicamente, Susana Díaz y quienes deseaban que hubiese sido ella la secretaria general- quieren ni por asomo las primarias el 30 de noviembre. Unos, como es el caso de la propia presidenta andaluza, porque no creen en un sistema que les parece «una americanada». Lo ha dicho en privado la todopoderosa líder en Andalucía que, además, hará todo lo que esté en su mano para cortar el paso a Madina y no se sabe si a su otrora amiga Chacón, a quien apoyó en el 38 Congreso Federal. Otros, estando de acuerdo en el fondo con la definición de Susana Díaz de las primarias, aducen además razones de oportunidad.

Por ejemplo, el PSE, que en septiembre afrontará el congreso del relevo de Patxi López, y al cual vendría fatal un nuevo escenario de división, que le pillaría en medio de su propio proceso sucesorio. En el PSM, su secretario general, Tomás Gómez, ha alcanzado un pacto de no agresión con su anterior adversario Pedro Sánchez y ahora le apoya en su determinación de liderar el PSOE frente a Madina. De hecho, Sánchez, que ha escogido como director de campaña al diputado autonómico José Cepeda, el cual no oculta sus aspiraciones de relevar a Gómez en el futuro, lanzó un guiño al líder del PSM en su presentación en sociedad el pasado 12 de junio en la «Casa del Pueblo» de Alcorcón: «Voy a hacer todo lo posible para que Tomás Gómez sea el próximo presidente de la Comunidad de Madrid ». Otra cosa es el Ayuntamiento de la capital, en el que el actual portavoz del grupo municipal, Jaime Lissavetzky, tendrá que disputar la candidatura con el diputado autonómico Antonio Miguel Carmona.

Gómez no quiere oír hablar de primarias en el PSM. En Castilla-La Mancha y Extremadura, tanto a Emiliano García-Page como a Guillermo Fernández Vara -que lograron del Comité Federal una moratoria para no tener que hacer en septiembre sus primarias autonómicas-, cualquier fecha también les viene mal en tanto que contamina su propia elección. Salvo que Pedro Sánchez esté pensando en retrasar la elección de candidato a la Presidencia del Gobierno hasta junio o julio de 2015, justo tras las elecciones autonómicas y municipales.

Una de las claves en el devenir de las primarias socialistas va a ser la abstención que se dé en la votación para elegir secretario general del PSOE el próximo domingo. El censo oficial es de 197.468 afiliados, pero en Ferraz hay miedo a una baja participación por la fecha, pleno verano, cuando muchos militantes jubilados están en la playa. Por eso se ha habilitado lo que se llama «voto desplazado»; el militante vota en la agrupación más cercana a su lugar de descanso.

Una baja participación sobre el censo en estas elecciones internas del 13 de julio dará argumentos a los que se oponen a las primarias de noviembre. Nadie en la dirección federal quiere hacer cálculos del número de simpatizantes que podrían acercarse a pagar el euro e inscribirse en el censo. Alguno de los consultados cree que, «como mucho», el mismo número que militantes tiene el PSOE, con lo que el censo de primarias rondaría las 400.000 personas.

Una cifra muy alejada de los 2,8 millones que participaron en noviembre de 2011 en la segunda vuelta de las primarias del PS francés que eligieron a Francois Hollande candidato a la Presidencia de la República; o de los tres millones que eligieron a Mateo Renzi candidato de la izquierda italiana.