«Ahora no matan, pero allí donde gobiernan hay miedo»

—Me ha llamado el alcalde rechazando lo que le ha pasado y me ha llegado un correo también de rechazo de la acción, pero creo que es más para hacerles publicidad.

—¿Qué decía ese correo?

—En resumen, que «no tenemos nada que ver con ese caso», «rechazamos estas amenazas» que van «contra la convivencia democrática» y se defiende «el proceso de paz».

—¿Había recibido amenazas en alguna ocasión?

—Nunca, ni por escrito ni por otro medio, es la primera vez.

—En el próximo pleno, en el mes de marzo, ¿va a proponer alguna iniciativa sobre este asunto?

—No he pensado llevar ninguna iniciativa al próximo pleno. Lo pensará. Me parece un poco feo hacer una moción para que lo condenen. Deberían de presentarla otros grupos, o Nabai o Bildu.

—Usted ha aparecido recientemente en una serie de actos públicos con las víctimas del terrorismo y ha denunciado también una serie de actuaciones que se producen en la localidad: recolectas a favor de los presos de ETA, pancartas proetarras, etc. ¿Cree que esta actitud valiente ha podido influir en el envío de la amenaza?

—Ha sido por todo. He hecho lo que tenía que hacer desde que llegué al pueblo. Criticar a los violentos y enseñar lo que en el pueblo hay. No les gusta que se critique, que se diga que Echarri Aranaz es un pueblo de España. Sólo saben amenazar e intimidar a quienes no piensan como ellos.

—¿Cómo es el día a día en la localidad?

—Para los no nacionalistas, muy difícil. Que en el siglo XXI no se pueda decir de qué partido eres porque puede tener consecuencias es lamentable. La gente tiene terror a decir lo que piensa.

—¿La derogación de la Doctina Parot ha podido dar oxígeno a los proetarras?

—El PP ha tenido que obedecer. No creo que les haya gustado. Ellos están muy crecidos con estas cosas, sí.

—No parece que la amenaza demuestre el fin de la violencia.

—Ahora no matan. Es una excelente noticia, pero allí donde gobiernan hay miedo, sólo trabajan para los suyos. Es totalitarismo.

—¿Volverá a presentarse?

—Lo tiene que decidir mi partido. Pero no me arrepiento.