El PNV asiste agazapado al «choque de trenes» de Cataluña con el Estado

«Veremos qué pasa, a dónde llegan», aseguran desde el equipo del lendakari, Iñigo Urkullu, que se ha procurado una imagen de prudente y de querer avanzar hacia sus fines de mayor soberanía desde la legalidad. De hecho, el PNV busca ahora la reforma del Estatuto de Autonomía de Guernica siguiendo los procedimientos legales, es decir, con el visto bueno de las Cortes Generales a la propuesta que haga el Parlamento de Vitoria y que sea refrendado en una consulta autorizada por el Gobierno central, en un escenario temporal próximo a 2015.

En su primera valoración tras hacerse oficial la consulta soberanista de Cataluña para el 9 de noviembre de 2014, el Ejecutivo del PNV reclamó ayer «respeto y democracia» por lo que considera un acuerdo «libre y legítimamente alcanzado» por los partidos nacionalistas catalanes que, según dijo el portavoz Josu Erkoreka, «representan a la mayoría de la sociedad de Cataluña». Erkoreka, curiosamente, acababa de cometer un lapsus al hablar de «sociedad vasca», que rápidamente enmendó.

El PNV no quiere «obstáculos legales»

El Ejecutivo de Vitoria pidió además al Gobierno de Mariano Rajoy que no ponga «obstáculos» a la «libre expresión del pueblo catalán» al estimar «evidente» que «no se puede poner puertas al campo» y que «antes o después» el Estado «se va a encontrar con el empuje y la expresión mayoritaria de la sociedad» . Erkoreka abogó así por el «diálogo» entre instituciones y «no encontrar obstáculos de carácter legal que nunca podrían imponerse a lo que es una marcha y una determinación democrática imparable».

En todo caso, extraoficialmente, fuentes del Gobierno del PNV reconocían que la pregunta formulada por Artur Mas y compañía «tiene trampa» porque, a su juicio, demandar un estado ya es en sí mismo reclamar un estado independiente. Sortu aprovechó ayer para «felicitar» al «pueblo catalán» por la iniciativa de sus políticos soberanistas.