Medio millar de personas «trabajan» de contrabandistas de tabaco en Gibraltar

Estos viajes clandestinos suponen al cabo del año más de 18 millones de paquetes de tabaco para estraperlo . La cifra se obtiene poniendo el ejemplo de que saquen solo en diez entradas diez cajetillas cada uno. Una vez que pasan el control, donde se suele parar a personas sospechosas aleatoriamente –según ha comprobado este diario se inspecciona a un transeúnte cada 15 o 20 individuos que atraviesan la aduana– se lo entregan a los jefes de las macroorganizaciones de contrabando. Estos gerifaltes llegan a emplear a 15 y hasta 30 matuteros para que realicen el trabajo sucio. Desde 2007, el matute se ha incrementado, informan desde la aduana.

La mayoría de estas personas que consiguen su sustento al margen de la ley son del municipio de la Línea de la Concepción, uno de los más castigados por el desempleo . A finales del mes pasado, 10.287 personas no tenían trabajo (de un total de 64.704 habitantes). «Es la única forma de que muchas familias coman. ¿Es mejor robar?»La Línea es una localidad deprimida donde no llega el turismo. Su población es de clase baja. Sus ciudadanos no tienen inconveniente en reconocer que mucha gente se dedica al contrabando . No lo consideran un delito, aunque lo es. A cualquiera que se le pregunte lo confirma, incluidos los propios «matuteros», reacios a contar su situación personal. «Es la única forma de que muchas familias coman. ¿Es mejor robar?», sostiene Diego Felipe, un joven linense que emigró a Bélgica al perder su empleo en La Línea.

El arte de ocultar

Es fácil identificar a un «matutero» a uno y otro lado de la Verja de Gibraltar. La mayoría son españoles, aunque también hay marroquíes y rumanos . Deambulan vigilando a los agentes que permanecen el control para pasar con los más «benevolentes» y los cambios de funcionarios. Una vez se cruza hacia el lado del Peñón, el primer estanco siempre está a rebosar de gente . Los contrabandistas suelen elegirlo por su cercanía a la valla. También compran en un establecimiento que se llama Rotunda Kiosk, un local cerrado, donde es fácil ocultar las cajetillas sin que ningún funcionario les contemple.

«Me pones dos cartones de American Legend» –vale 17 euros el cartón en Gibraltar y 40 en España–, pide a la dependienta una mujer desaliñada con un carro de bebé, donde descansa su hijo de no más de dos años. Acompañada por otras féminas, éstas abren los cartones una vez realizada la compra y en este local comienzan El límite está en cuatro cajetillas por persona al mesa esconderlo por sus cuerpos, dobles forros de los bolsos y no pasan por alto el carro del niño. Su límite está en cuatro cajetillas por persona al mes, según estipula el Gobierno de España, pero solo en ese viaje ya superan la veintena . Otro hombre, con bicicleta y pantalones cortos, también mete uno a uno diez paquetes de tabaco entre sus vestimentas. Sus aparentes calzoncillos tipo «boxer» son un buen instrumento para sujetarlos alrededor de su íntima zona.

Más control

La Guardia Civil y la Agencia Tributaria se emplean a fondo para evitar el contrabando. El Insituto Armado ha recrudecido los controles para paliar esta problemática , una actuación que se refleja en el incremento de las filas y las horas de espera para cruzar la frontera. Las principales vías de entrada de tabaco ilegal en España son, por este orden, a través de vehículos con doble fondo , a pie, por las vallas, donde se lanzan los cartones a la parte de la Línea y mediante lanchas zodiacs y, menos habitual, en barcos pesqueros como el que ayer se detuvo.