Ada Colau arremete contra la «Brunete mediática» en su libro

En su libro, Colau se despacha con lo que ella llama la «Brunete mediática», apelativo de ecos guerracivilistas y golpistas. Aquellos «medios de desinformación afines al régimen», «la maquinaria mediática afín al PP» que, según sostiene, la ataca con informaciones sobre ella o la PAH para contrarrestar su lucha contra los desahucios. «Que escarbaron en nuestro pasado para desacreditarnos, satanizando nuestro trabajo y buceando en nuestra familia». Cita Colau varios medios de comunicación. Entre ellos, ABC. Y entre otros, un diario que pertenece al grupo editorial que le publica el libro. Colau, con diversas «okupaciones» en su currículum, sostiene que «la luna de miel entre las editoriales de los grandes grupos mediáticos y la PAH tenía fecha de caducidad» porque su movilización era una «amenaza para las élites políticas y económicas del país». Y «la excusa», añade, fueron los acosos a diputados del PP, como el valenciano Esteban González Pons, que según ella se desarrolló sin incidentes. Entonces, rememora, llegan las portadas como la de «Acoso salvaje» de ABC y las declaraciones de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, que denunció el apoyo de algunos miembros de la PAH a «grupos filoetarras o proetarras».

Luego —recuerda—, «llega el ataque personal, con mentiras o medias verdades deformadas...» «Lidera el ataque ABC, con titulares como “La ONG de Colau recibe 3,7 millones de euros en subvenciones”, en alusión al Observatorio DESC. Colau se defiende con un supuesto desmentido que no es tal. Diciendo que ella no es propietaria de esta ONG, «como el titular insinúa». Que trabaja en ella (como la información dice). Y defiende la bondad de la ingente cantidad de subvenciones recibidas por esta ONG durante una década, a través de «convocatorias públicas reguladas y auditadas», sobre las que ABC informó con la documentación correspondiente.

«El objetivo de estos medios (...) es un aviso a navegantes». «El mensaje subliminal es: quien se atreva a defender los derechos y se haga visible será atacado personalmente», sentencia.

De ataques, de acosos, habla la líder de la PAH en su crónica, que abre con una carta abierta al presidente Rajoy. «Les molesta que podamos ir a protestar frente a su casa. Lo entiendo. A mí tampoco me gustaría. Pero si alguna vez hubieran acudido a un desahucio, entenderían que se trata de algo infinitamente más molesto», le escribe Colau.

«Señor presidente, nunca es tarde para rectificar. No teman los escraches, no teman a la población. Bajen a la calle y hablen con la gente. Hagan justicia y detengan los desahucios. Hay vidas en juego que no pueden esperar más», remacha en su misiva a Rajoy, en la que se abona a usar «el paralelismo con la Alemania nazi al que ustedes recurren con tanta ligereza». «Décadas después del nazismo, la sociedad alemana aún no se ha perdonado a sí misma el no haber sabido reaccionar a tiempo para evitar la barbarie». El libro acaba con una advertencia: proseguirán su lucha. «Hemos cambiado la lógica y el miedo está de su lado. Tenemos a Goliat contra las cuerdas, con síntomas de fatiga. No le dejemos respirar».