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tribuna

Villar Mir cruza el charco y coge el toro por los cuernos... «in person»

El presidente de OHL viajó a México para reunirse con su buen amigo Enrique Peña Nieto para hablar en confianza

Villar Mir cruza el charco y coge el toro por los cuernos... «in person» ignacio gil

MARÍA JESÚS PÉREZ

Si algo ha caracterizado a uno de los empresarios españoles de más larga trayectoria profesional –y que sigue en candelero–, Juan-Miguel Villar Mir (Madrid, 1931), es el saber coger siempre a tiempo el toro por los cuernos. Y no es sólo una frase hecha para definir su actitud ante algunos retos que le ha planteado la vida, algunos bastante peliagudos, por cierto, como aquella travesía en velero en la que el empresario, con 66 años , quedó a la deriva en medio del Atlántico; o cuando se quedó sin frenos al volante de su Jaguar Mark II, y siguió bajando el puerto de montaña por el que circulaba (leo en un interesante artículo sobre su figura de Daniel Vidal en Hoy.es)... Pero es que lo de coger el toro por los cuernos se torna incluso literal para el veterano empresario madrileño. Algunas de sus biografías gustan resaltar que, en su etapa en Algeciras, siendo delegado de la constructora Dragados para la costa de Andalucía, Villar Mir disfrutaba de capeas organizadas por adinerados ganaderos de la zona, en las que se especializó en un arte curioso: el de recibir al novillo en el centro de la plaza, sujetarlo por los cuernos y tumbarlo en la arena, para que el resto de la cuadrilla inmovilizara, primero, y marcara después al animal. Literal.

Quizás de esas vivencias personales derive el enfrentar de igual forma las profesionales. Metafóricamente hablando, claro está. Porque una vida empresarial de tan largo recorrido, desde luego, da para haber «cogido muchos toros por los cuernos». Una trayectoria que, tras su leve –en comparación– etapa política, se tornaba emprendedora en 1987. Entonces adquirió la constructora Obrascón, por la cantidad de una peseta, a Altos Hornos de Vizcaya, firma que él mismo había presidido a finales de los años 60. La Obrascón que finalmente se convertiría en 1999 en la actual OHL. Su querida OHL . Mientras tanto creaba y alimentaba su propio emporio empresarial, el Grupo Villar Mir, que hoy agrupa diferentes empresas energéticas, siderometalúrgicas, de fertilizantes y de construcción. Todas, eso sí, bajo su atenta mirada. Y, sobre todo, bajo su batuta y sus firmes directrices. «In person», contra viento y marea.

Una larga vida empresarial que no se ha quedado fronteras adentro. Suya es la frase «todo puede hacerse si se le dedica el tiempo necesario». Así que, a sus 84 años, es lógico que Villar Mir haya hecho, y vivido, de todo, alegrías y desgracias, buenos resultados y, lógicamente, también malos, mucho más, claro está, que ponerse delante de un novillo. En definitiva, una simple anécdota para explicar su firmeza, convencimiento y destreza a la hora de afrontar con conocimiento de causa todo tipo de problemas. El último, de puertas afuera. Y tampoco lo ha querido dejar en manos de nadie. El valor bursátil de la «niña de sus ojos» necesitaba de todos sus sentidos. Y de todos sus buenos contactos, conseguidos a lo largo de sus innumerables encuentros internacionales con líderes de primer nivel. Porque entre las virtudes que han caracterizado siempre a Villar Mir está el saber anticiparse a los malos tiempos y, para ello, también el saber rodearse de «amigos» para encararlos de la mejor manera. De hecho, auguraba ¡en 2002! el ocaso del mercado inmobiliario nacional, por lo que se llevó parte de la actividad de OHL al exterior. De Oriente a Occidente, y surcando los mares. Hasta, entre otros países, México. Lugar, hoy, de fuertes dolores de cabeza para el presidente del grupo. Pero en donde puede presumir de contar con buenas relaciones. Laborales y personales. Incluso con el mismísimo presidente del Estado, Enrique Peña Nieto. Un secreto no es.

Y hasta allí se ha desplazado estos días , acompañado por su hijo y sucesor en el cargo, Juan Villar-Mir de Fuentes, obligado por las circunstancias, y preocupado por evitar una mancha en su brillante expediente profesional. El testigo tiene que pasar lo más transparente posible. Como debe ser. Lo bien hecho, bien parece. Y en menos de dos semanas ha logrado, de momento, limpiar la imagen de su querida OHL en México, tras saltar, a principios de mayo, un escándalo de supuestas irregularidades con sus concesiones en el país azteca. Allí, unas filtraciones de supuestos directivos de su filial sobre posibles sobornos en el Viaducto Bicentenario desataron la polémica, lo que inmediatamente tuvo su repercusión en bolsa. Sin embargo, el informe de la consultora contratada para esclarecer los hechos –tan solo un día después, en su estilo más puro, sin dejar pasar los días– llegaba muy a tiempo, lo que se traducía en una fuerte reacción alcista de sus acciones. Un informe que, realizado por Ernst & Young, concluía que no se había detectado ninguna irregularidad ni perjuicio económico para la Administración del Estado de México en el desarrollo económico-financiero de la concesión.

Empresarios mexicanos de paso por Madrid no mostraban contrariedad por la visita relámpago de Villar Mir a la casa presidencial de su país. Saben de las buenas relaciones entre el empresario español y su presidente. Desde tiempos ha... Cuentan que OHL México es una compañía muy cercana al PRI (Partido Revolucionario Institucional), en el poder durante 71 años y que, tras un impass de doce años de Gobierno del PAN, volvió con Peña Nieto a ganar las elecciones de 2012. Coinciden que la filial –en el país desde 2003– es una de las empresas «favoritas» del presidente, y que ya lo era durante su etapa de gobernador del Estado de México. El propio Peña Nieto concedió entonces el proyecto Viaducto Bicentenario a OHL, en 2008, si bien se puso en marcha en 2010. Es ya, dicen, la segunda concesión que aporta más ingresos a la empresa de las cinco con las que cuenta allí. Pero, además, resaltan las buenas relaciones de Villar Mir con Emilio Lozoya (antiguo miembro del consejo de administración de la filial de la constructora española), desde 2012 presidente de la petrolera estatal Pemex (¿recuerdan? el socio de Repsol que hizo movimientos para sustituir a Antonio Brufau en la presidencia, si bien esta es otra historia...). Ambos se respetaban desde que trabajaron juntos, y esto ayudó a que la empresa española se ganara la confianza de algunos de los proyectos de Pemex en México, como la construcción de una planta de hidrógeno en una refinería. En definitiva, esta es la punta del iceberg de las buenas relaciones de Don Juan-Miguel que harán que todo este embrollo, resuelto en persona, se quede como una gota en un océano. Mejor coger el toro por los cuernos desde que pisa el albero. Veremos...

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