«Hay que fichar a un tal Diego Costa»

El soplo le llegó a Hernández por casualidad en 2006, cuando trabajaba como ojeador a las órdenes de Suso García Pitarch, director técnico del Atlético de Madrid. Estaba viendo un partido entre el Sporting de Braga y Os Belenenses cuando Rui Bento, exfutbolista y técnico portugués, le habló maravillas de Diego Costa. «Le vi tan entusiasmado que viajé de incógnito a Chaves, municipio que limita con la provincia de Orense, donde el Peñafiel se enfrentaba al equipo local. El juego de Diego era atropellado, le faltaba coordinación, pero enseguida tuve claro que estábamos ante un diamante en bruto. Llamé a Suso: ‘Hay que fichar a un tal Diego Costa. Tienes que ver a este jugador lo antes posible’. A los diez días acudió a un entrenamiento y sin más dilación empezó las negociaciones con Jorge Mendes, su representante».

La escuela de la calle

Diego da Silva Costa, nacido hace 25 años en Lagarto, en el estado brasileño de Sergipe , comenzó a dar patadas a un balón en la calle, la mejor escuela para no perder el hambre jamás, aunque lleguen la fama y los cantos de sirena. A los 16 años fichó por el Barcelona Esportivo Capela, un modesto club de la ciudad de São Paulo. Desde allí dio el salto a Portugal, donde firmó con el Sporting de Braga para engrosar las filas de los juveniles.

Rui Bento consiguió llevárselo cedido al Peñafiel. Y entonces la intuición de Javier Hernández cambió su vida para siempre. Este descubridor de talentos estuvo once años trabajando en la cantera del Real Madrid (junto a Vicente del Bosque y Paco de Gracia) antes de pasarse al vecino rojiblanco, donde permaneció dos temporadas (de 2005 a 2007). Tras un breve paso por el Mallorca, en la actualidad es coordinador de la cantera del Alcorcón, equipo madrileño que milita en la Liga Adelante.

«Diego era un chico tímido y noble, bastante despistado en aquella época, pero cuando pisaba el césped se transformaba por completo» , recuerda Hernández. «No consentía que los defensas le pegaran; prefería pegarles él primero. Ahora es igual. Sé que le han llovido los palos por su vehemencia en el campo, pero no se puede cambiar tan fácilmente a la gente, ¿no? Me gustaría preguntar a sus críticos si no les gustaría tenerlo en sus equipos. De todos modos su ‘leyenda negra’ es exagerada. En el último derbi, desquició a Ramos y Pepe sin dar una patada; al contrario, recibió él. Su calidad, su brega y las oportunidades que ofrece a los compañeros lo convierten en un futbolista de primer nivel».

Brasil y España pugnan por él

Tras fichar por el Atlético en 2007, Costa empezó una peregrinación por varios clubes en calidad de cedido —Celta de Vigo, Albacete, Real Valladolid, Rayo Vallecano—. Creció un poco más en cada uno de ellos, sobre todo en el equipo de Vallecas, donde anotó diez goles en dieciséis partidos. Repescado por Diego Simeone en la temporada 2012-13 , llegó a una plantilla que tenía en la delantera a uno de los mejores delanteros del mundo, Radamel Falcao . Pero se hizo con la titularidad acompañando al colombiano y relegando al banquillo a Adrián. Tras realizar un curso impecable, su momento de gloria llegó en la final de la Copa del Rey. El Atlético venció al Madrid en el Bernabéu (2-1). Costa anotó el gol del empate.

Ahora, con diez tantos en nueve partidos, lidera la tabla de goleadores de la Liga BBVA por delante de Messi y Cristiano Ronaldo. Brasil y España se disputan sus servicios. «Diego aportaría algo distinto a la selección» , concluye Hernández. «No comprendo las prevenciones que hay al respecto. ¿No jugaron con España Di Stéfano o Marcos Senna que, por cierto, fue clave en la victoria en la Eurocopa de 2008?».