El comercio de artículos falsificados se cobra 100.000 empleos al año en Europa
Las ventas en España de este tipo de artículos superaron los 50o millones de euros el año pasado
e.p.h/ F. P. M.
Las copias son baratas, pero salen caras. Las ventas del clandestino pero floreciente comercio de artículos falsificados son capaces de destruir 100.000 puestos de trabajo al año en Europa, según los datos de la Asociación Española de la Defensa de la Marca (Andema). ... Su director general, José Antonio Moreno, reconoce que es «muy complicado» llegar a cuantificar exactamente lo que suponen las falsificaciones para la economía española, pero asegura que con los datos recogidos en un estudio elaborado en 2011 se estima que las ventas en nuestro país de este tipo de artículos rondaron los 505 millones de euros durante el año pasado. Según datos de organismos internacionales, el negocio de lo falso mueve más de 500.000 millones de euros al año en todo el mundo.
Otro dato sirve para valorar el peso de esta economía subterránea: la Agencia Tributaria interceptó un total de 5,5 millones de productos falsificados, que habrían alcanzado un valor mínimo en el mercado de 318,6 millones de euros, en las 5.821 operaciones efectuadas en las aduanas españolas a lo largo de 2011.
Y es que el negocio de la copia florece con la crisis. Pese a que la economía aprieta, nadie parece querer prescindir de la marca, aunque la reproducción sea más o menos fiel. De hecho, el número de productos de imitación que se han incautado en el último año por la Agencia Tributaria prácticamente se ha duplicado respecto al periodo anterior. En las operaciones se destacan tres grandes sectores: el 72% de los objetos interceptados son ropa, calzado y material electrónico.
Por procedencia de la mercancía falsa, la Agencia Tributaria efectuó la mayoría de las operaciones con productos de origen asiático (5.177 retenciones), seguido de artículos procedentes de otros países europeos, de América y de Oceanía. Tailandia por ejemplo, es famoso por ser el paraíso de las imitaciones tecnológicas.
Uno de cada cinco españoles
«Habría que preguntarse cuántos puestos de trabajos se podría salvar o crear si el consumidor fuera suficientemente resposable y no destinara su dinero a esta economía sumergida, ilegal, que saca el dinero de la economía productiva y lo lleva a actividades menos legales y criminales», asegura José Antonio Moreno. El 33% de los ciudadanos de la Unión Europea aseguran que c ompran voluntariamente estos artículos copiados, una cifra que se queda en el 19% en España.
El director general de la Oficina Española de Patentes y Marcas , Alberto Casado , coincide en señalar la necesidad de «informar y concienciar» a los consumidores, ya que se tiende a pensar que comprar una falsificación es «algo inocuo, que es un delito, pero sin víctimas». «Esto no es cierto. Tiene víctimas concretas, nosotros mismos, nuestra economía, nuestra seguridad, nuestros puestos de trabajo. En torno a un 5% del comercio mundial se ha desviado hacia estos canales irregulares. Ese dinero es un dinero negro, no sabemos para qué sirve. Los grupos organizados han encontrado una vía de financiación. Un dinero fácil con poco riesgo para ellos», recalca.
Ordenadores de Apple, camisas italianas, bolsos de diseño o el último estreno de Hollywood. Objetos de los que nadie quiere prescindir aunque sean de mentira y acaben saliendo demasiado caros a la economía.
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