El «secreto» mejor guardado de Caixa Ontinyent

Su presidente, Rafael Soriano, defiende que la entidad, cuya sede central está situada en la localidad que le da nombre, de apenas 38.000 habitantes, «tiene suficiente solvencia para continuar independiente». La situación de la caja contrasta con las de sus vecinas Bancaja y CAM. La primera se integró en el grupo bautizado como Bankia junto a otras seis entidades. La segunda fue intervenida por el Banco de España y adjudicada en una subasta al Sabadell.

Una de las claves que explica la solvencia de Caixa Ontinyent es su nula dependencia de los mercados mayoristas . Presenta una tasa de morosidad cercana al 5% —un 30% inferior a la media del sector— y sus provisiones para insolvencias cubren el 74% de los créditos dudosos —quince puntos por encima del conjunto de la banca española—.

Sin ajustes traumáticos ni ayudas públicas, la entidad valenciana cerró el ejercicio 2011 con unos beneficios de 3,5 millones de euros —un 22% menos que el año anterior—, después de haber ajustado su inversión crediticia —que descendió un 5%— a la evolución de los recursos captados, que cayeron un dos por ciento. Caixa Ontinyent no cometió excesos en su política de riesgos. Lejos de dejarse seducir por la expansión inmobiliaria, presenta un balance marcado por unos depósitos (881 millones de euros) que superan el crédito otorgado a la clientela (785 millones).

Sin necesidad de recurrir a fondos del Banco Central Europeo (BCE) la entidad, que cuenta con 47 oficinas repartidas en la provincia de Valencia y una plantilla de 226 empleados, ha logrado un coeficiente de solvencia que supera en un 60% el mínimo legal. Incluso, en el peor de los escenarios previstos por el sistema financiero, lograría superar todos los test de estrés.