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Del páramo ruso a la Costa del Sol

Vladímir Putin estudia su traslado a uno de los complejos más lujosos y exclusivos del «Triángulo de Oro» de Málaga

Del páramo ruso a la Costa del Sol afp

PABLO D. ALMOGUERA

Una densa arboleda se erige como una muralla verde que impide que cualquier objetivo se abra paso para captar una instantánea. Dos puntos de entrada cuyas medidas de seguridad no envidian a los más importantes edificios oficiales del país. Vigilantes privados acompañados por perros adiestrados y uniformados como miembros de cuerpos especiales.

Los accesos a la exclusiva urbanización La Zagaleta (Benahavís, Málaga) cumplen a la perfección la principal premisa de sus residentes: preservar la intimidad por encima de todo. Una máxima que ha llevado a los propietarios a impedir que personas con una incómoda estela mediática puedan adquirir una parcela en el complejo.

Esta fortaleza «antipaparazzi», elegida por importantes empresarios suizos, saudíes y norteamericanos para descansar, será el próximo lugar de residencia del ex presidente ruso Vladímir Putin si los rumores que surgieron en el encuentro inmobiliario «Barcelona Meeting Point» acaban por confirmarse. El secretismo sobre este asunto es máximo. Nadie confirma ni desmiente, aunque las fuentes consultadas por este periódico aseguran que hay mimbres suficientes para apostar por la llegada de tan ilustre vecino. La presencia en La Zagaleta de su íntimo amigo el exalcalde de Moscú, Yuri Luzkhov , puede ser la llave de entrada a este restringido «paraíso».

El complejo acoge en la actualidad medio centenar de villas de lujo y son los propietarios los que votan a favor o en contra de nuevas admisiones . Las parcelas tienen una extensión de 10.000 metros cuadrados y alguna de ellas está ocupada por personas que eran de la máxima confianza del Rey Fahd. «Hablar de su precio podría ser vulgar», especifica una fuente conocedora del sector inmobiliario de lujo, que dejándose querer asegura que «si pones varios millones no te vas a equivocar».

Luzhkov tiene al menos siete parcelas y supuestamente le cedería alguna a Putin para que edificase su residencia. No hay premisas urbanísticas, únicamente que impere el sentido común y el buen gusto.

El presidente de la Federación Andaluza de Urbanizadores y Turismo Residencial, Ricardo Arranz, recalca que la llegada del expresidente ruso al «Triángulo de Oro» (zona residencial de lujo formada por Marbella, Estepona y Benahavís) sería «como si Dios nos viniese a ver» y comparó su impacto con el producido por el Rey Fahd o la visita de la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama .

A la altura de los saudíes

Los expertos sitúan al inversor ruso a la altura de los qataríes o saudíes y están convencidos que su peso se incrementará en los próximos tres años. «El nuevo millonario ruso es una persona educada en los mejores centros de Estados Unidos o Inglaterra, vinculado a los negocios de gas o petróleo y extremadamente capacitado», señalan. Un perfil que comparte Ricardo Arranz, que va más allá y considera necesario desmitificar la «estupidez de que el dinero ruso procede de la droga, de la mafia y de las armas».

Este tipo de millonario gana peso por su capacidad adquisitiva. «Sin dejar mal a nadie, es el cliente más espléndido», comenta en petit comité el responsable de uno de los hoteles de lujo más importantes de Marbella. Una aseveración que queda reforzada por las compras en las tiendas de las principales marcas de lujo. «No son tan efectistas como la realeza árabe, que llega a las joyerías y las cierra mientras realizan sus compras, pero su volumen de gasto es elevado en comparación con su colonia», añaden las fuentes, que insisten poniendo como ejemplo que «los principales centros comerciales de Marbella les han facturado más que a ingleses e irlandeses juntos».

El grado de integración es cada vez mayor y «los matrimonios ya se animan a matricular a sus hijos en colegios de la zona». Además, se animan a aprender castellano y conocer nuestra cultura.

«Se pretende seducir al inversor medio-alto», explica Arranz, uno de los promotores del «Russian Meeting Point», que ejemplifica el poderío de la zona más in de la Costa del Sol señalando que «estamos en pleno mes de enero pasando calor, mientras en Moscú la temperatura es de 17 grados bajo cero. Podemos competir de tú a tú con Nueva York o Londres».

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